viernes, 12 de noviembre de 2010

No dejarse instrumentalizar

Muchos denunciamos en su momento los resultados desastrosos que la política pro-sionista de los Estados Unidos tendría en Oriente Medio, especialmente sobre los cristianos que residen en esa región desde siempre. Lo ocurrido la semana pasada en una iglesia de Irak es una gran tragedia que no debe hacernos caer en las tesis del neo-conservadorismo pro-sionista que justamete fue el que provocó esta situación al retirar el régimen que mantenía el equilibrio en dicho país. Con este motivo, tradujimos el siguiente artículo de The Guardian que ilustra un poco más sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio.


El lugar del cristianismo en Oriente Medio

Extrapolar demasiado el ataque a una iglesia iraquí perpetrado por al-Qaida le sigue el juego a los que quieren lucrar con el mito del choque de civilizaciones

Chris Phillips / The Guardian / Jueves 11 de noviembre de 2010


El ataque brutal a una iglesia en Baghdad por parte de al-Qaida la semana pasada, junto con los ataques de esta semana, ha provocado un renovado interés en el número decreciente de los cristianos en el mundo árabe. Aunque algunos comentaristas han limitado sus análisis a la tragedia que tuvo lugar en Irak, otros han generalizado al hablar del destino de los cristianos en toda la región.

Un artículo en Foreign Policy llegó a sugerir que el ataque a la iglesia podia significar “el final del cristianismo en Medio Oriente”. Pero generalizaciones como éstas abonan a los fanáticos que quieren perpetuar el mito del choque de civilizaciones. Aún cuando el sentimiento anti-cristiano pueda haber crecido en las márgenes extremistas de las sociedades árabes como Irak, esto no debería oscurecer la harmonía que ha sido característica de otras partes del mundo árabe.

En Egipto, Líbano, Siria, Palestina, Jordania y, muy rápidamente, Irak, la comunidad Cristiana está reduciéndose y, en estos lugares, la vida se está tornando inconfortable. Los ataques sobre los cristianos coptos en Egipto se han elevado y muchos se quejan de la discriminación institucional por parte del Estado. En forma similar, los cristianos que viven en la Gaza gobernada por Hamas se quejan de la falta de protección ante los ataques de los extremistas.

En este contexto, los ataques en Baghdad sólo sirven para escalar los temores de una potencial persecución, especialmente luego de que al-Qaida declarase que los árabes cristianos son un “objetivo legítimo”. De hecho, el ataque fue justificado como represalia por la prisión de dos mujeres musulmanas que ellos dicen están siendo retenidas por sacerdotes coptos en Egipto, sugiriendo la internacionalización de su campaña iraquí a todo el mundo árabe.

Sin embargo, como Robert Fisk ha sugerido, el número declinante de cristianos también puede explicarse en gran medida por la demografía y las condiciones más favorables para la emigración.

En primer lugar, los cristianos tienen familias mucho más pequeñas que los musulmanes—una tendencia de larga data que no está vinculada a los hechos políticos recientes—. En segundo lugar, con la excepción de Irak (donde hubo un incremento dramático de las partidas luego de la invasión de 2003), las migraciones cristianas desde el mundo árabe son parte de un proceso que ya lleva varias generaciones y no una reacción repentina. La migración hacia Occidente comenzó a fines del siglo XIX y nunca se frenó ni siquiera durante el gobierno cristiano del Líbano entre las décadas de 1920 y 1950. Sesenta y tres por ciento de los árabes estadounidenses son cristianos, lo cual ha facilitado la inmigración hacia los Estados Unidos, favorecida por las relaciones familiares. Aunque la inestabilidad política producida por la guerra civil libanesa y la guerra en Irak ha catalizado la migración, ésta debe analizarse en el marco de una tendencia de largo plazo y no como el resultado de un creciente anticristianismo.

De hecho, grandes partes del mundo árabe siguen siendo tolerantes y muestran una profunda harmonía entre las comunidades. El hecho que lo demuestra es que la mayoría de los cristianos desplazados de Irak no han viajado a Occidente sino a otros países árabes, principalmente Siria y Jordania.

En Jordania, la monarquía hashemita desde hace tiempo gusta mostrarse como protectora de la minoría cristiana, que consiste en el 6% de la población. Incluso tienen escaños reservados en el parlamento, representan una proporción significativa de la comunidad de negocios y lugares de fuerte presencia Cristiana como el pueblo de Madaba son atracciones turísticas principales para la industria turística jordana.

Aunque Jordania es una sociedad religiosa, es importante notar que, según un estudio sobre actitudes árabes de 2010 realizado por la Universidad de Maryland, sólo el 16% de los jordanos listaron el Islam como su principal identidad, comparado con el 31% de los egipcios y el 61% de los marroquíes. Por el contrario, el 58% de ellos se ven a sí mismo primero como jordanos, y un 19% como árabes, identidades que no sólo toleran a los cristianos, sino que los ven como iguales.

Siria, también, tiene un largo registro de protección de los cristianos. Históricamente fue un refugio para los cristianos armenios que escapaban de las masacres turcas durante la Primera Guerra Mundial. Hoy, cerca del 10% de los sirios son cristianos y, aunque disminuyan su proporción, mantienen una posición realmente privilegiada. Las festividades cristianas pueden celebrarse en público, los cristianos tienen las posiciones claves en los negocios y el gobierno, e incluso el Estado provee electricidad y agua gratuita a las iglesias y exime de impuestos a los sacerdotes.

Ideológicamente, el partido oficial Ba'ath es laico y, aunque la constitución exija que el presidente sea musulmán, la clase gobernante, miembros todos ellos de la secta alawi, ven el beneficio de apoyar a otra minoría. Por lo que no es sorprendente que la mayoría de los cristianos sirios hablen positivamente del gobierno, viéndolo como protector del Islam radical—un mito que el gobierno quiere perpetuar—.

Por supuesto que los regímenes de Siria y Jordania fallan en otros numerosas cosas. Ambas son dictaduras con malos registros en derechos humanos. Y aunque ambos regímenes ofrecen libertad e igualdad cultural a los cristianos, niegan estos mismos derechos a otros grupos, notoriamente a los kurdos en Siria y a algunos palestinos en Jordania. Sin embargo, en la cuestión específica de la libertada de los cristianos estos dos países demuestran lo errado de quienes sostienen que los gobiernos árabes permiten la discriminación y la persecución de los cristianos.

Más aún, a un nivel social más amplio en toda la región, parece totalmente injusto sugerir que los musulmanes árabes de repente se han vuelto contra sus compatriotas cristianos. Una porción fundamentalista en cada país puede ser que comparta algunas de las ideas extremistas de al-Qaida, pero eso no significa que las mismas sean aceptadas por toda la sociedad. Incluso grupos islamistas como la Hermandad Musulmana de Egipto expresaron su disgusto por las bombas de Baghdad y llamó al gobierno del Cairo a proteger las iglesias cristianas. Este tema varía a lo largo de la región, mucho más de lo que los comentaristas generalizadores están dispuestos a aceptar.

El número de cristianos puede estar bajando y los grupos fundamentalistas pueden estar ganando protagonismo en ciertos lugares como Irak, cosas que la comunidad internacional deben condenar. Sin embargo, el mundo árabe en general sigue siendo un lugar donde los cristianos y musulmanes han vivido lado a lado durante siglos, y pueden seguir haciéndolo. Tal vez deberíamos subrayar este aspecto en vez de exagerar diciendo que, de repente, toda la región se ha vuelto anti-cristiana.




 

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