miércoles, 24 de noviembre de 2010

Rescato

desde los comentarios de Infocatólica el siguiente de Luis:


Yo haría un llamamiento a no pasar sino de la papolatría a la papofobia o a la ratzingerfobia. Comprendo la indignacion -anoche tuve que explicar a mi hija de quince años que no era verdad, como dijeron en su colegio sus compañeras unánimente, que el Papa había aprobado el preservativo- pero hay que ser inteligente. Si se sale de tono, inmediatamente los papólatras y neocon harán hincapié en esas salidas como estrategia para legitimar toda esta movida infame de Monseñor Simón y de Lombardi.

Conociendo el paño, la cosa va para largo. La vieja estrategia posconciliar es instalar un magisterio paralelo, que no tiene las notas del magisterio y por lo tanto tampoco las garantías de asistencia del Espíritu Santo. Aquí se está instalando algo así como "el espíritu de Ratzinger", análogamente al "espíritu del Concilio", como explicara brillantemente en su día el Santo Padre.

La estrategia católica y ortodoxa debe consistir, primero, en una respetuosa pero firme explicación didactica sobre la naturaleza, alcance y valor del Magisterio. En esto sirve perfectamente lo que el mismo Ratzinger dice en su libro de entrevista, diferenciandolo de opiniones probabilísticas, como ha dicho Ricardo.

Segundo, en solicitar un pronunciamiento explícito de la Sede Romana, ante el dubium que se ha instalado en muchos católicos. Es un derecho de los católicos, sobre todo en materia moral, saber si están o no comprometiendo su conciencia en una materia tan delicada sobre la cual no puede existir ninguna duda. Y es obligación ineludible de la Sede Romana, obligación de Estado, confirmar en la fe a sus hermanos. Creo que hay formas jurídicas de exigir esto.

Tercero, se debe profundizar en la moral católica, enseñando didácticamente que es inmutable y que ni el Santo Padre ni Dios pueden hacer que algo malo per se pueda ser bueno. Aquí se debe resistir con uñas y dientes, porque otro de los efectos del magisterio paralelo es instalar el relativismo histórico. Esto es muy grave, porque pone en riesgo la totalidad del dogma catolico, sin necesidad de ningun pronunciamiento magisterial.

Desgraciadamente, el Santo Padre ha cometido un grave error prudencial, al no sopesar la trascendencia que tienen sus palabras en una simple entrevista. Del mismo modo que dice que con consultar en internet se habría percatado del error respecto de Williamson (frase un tanto sorprendente), estoy seguro de que con escuchar a una hija confundida y escandalizada se daría cuenta que no todos los pequeños tienen su exquisito sensus que permite diferenciar a Eneas Silvio Piccolomini de Pío II, a Montini de Pablo VI, a Ratzinger de Benedicto XVI. Para peor, está permitiendo que una frase discutible donde se habla de prostitución homosexual con bastante probabilidad esté siendo interpretada por sus oficiales Simón y Lombardi en forma contraria a la doctrina católica. Le costará reconocer el error, como a todo intelectual mayor. No pasa nada, sabemos por el Evangelio que Pedro ha sido solicitado por Satanás para ser zarandeado, pero que Cristo ha orado para que su fe no desfallezca. Por tanto, hay que pedirle que confirme en la fe a sus hermanos. Y mientras, resistir al magisterio paralelo, alertar, enseñar, concientizar. Nuestro Señor viene pronto, que no nos pille dormidos.

Viva Cristo Rey, Viva el Papa.


Ego autem rogavi pro te, ut non deficiat fides tua.
Et tu, aliquando conversus, confirma fratres tuos.


 

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