lunes, 1 de julio de 2013

Oikos Nomos

No hay nada peor que alguien que ha estudiado un poquito de Economía. Por manejar algunos conceptos introductorios, algún modelito matemático simple, etc., creen saber... y que esta sabiduría les confirma en sus ideas liberales y/o estatistas preconcebidas. 

Tampoco ayudan los economistas que escriben en los medios masivos, más preocupados en vender sus "servicios", ni, por supuesto, aquéllos hiperespecializados que se parecen a los "especialistas incultos" de que hablaba Ortega. Puede que conozcan a la perfección algunos cuantos modelos de información asimétrica y desarrollen complejas fórmulas en redes neuronales, pero a la más simple pregunta epistemológica no saben qué responder. 

La economía en cuanto ciencia, en el caso supuesto de ser una ciencia, tiene gravísimas dificultades formales que, por ejemplo, han advertido matemáticos y estadísticos, y que muchos economistas amateurs y algunos profesionales desconocen. El problema es que si se caen los supuestos formales es posible que tengamos modelos "de laboratorio" que no pueden ser aplicados a la realidad simplemente por aproximación. 

El caso es que los otros días en un foro del Acton Institute se debatía sobre la frase disparadora "toda riqueza se asienta en un crimen", que no recuerdo si es de Proudhon. Por supuesto que estos "liberales" amateurs salían a defender la riqueza, su papel social y estupideces por el estilo. Claro que ahí demuestran no tanto su liberalismo como su prejuicio burgués, porque en sentido estricto, para el liberalismo económico, la frase es cierta. En el largo plazo no puede haber riquezas excesivas excepto una situación de monopolio, ya sea "natural", ya venga por un privilegio concedido por el Estado. En el largo plazo para los liberales clásicos las riquezas se equilibran. Claro que, como se trata de una utopía ideológica, no se verifica en la realidad —porque en condiciones de libertad de mercado extrema se produce el efecto "winner takes all" (el ganador se lleva todo el pozo)—, y el liberal sale a defender las asimetrías... con argumentos no liberales como la función social de la riqueza, etc. (esto ya lo denunciaban Mises y Hayek). 

En fin, no hay nada peor que saber un poquito de economía para echarse a perder. Al menos, los que no pretenden saber pueden evaluarla desde el sentido común... y, en general, aciertan. Y esto que decimos de liberales de distinto pelaje, también se puede decir de los keynesianos... donde por su carácter de astrología lleno de "saltos de fe", hacen creer al amateur que por saber derivar el modelo ISLM están en posesión de una hermética sabiduría ancestral gnóstica, un club de privilegiados que entienden por qué la inflación es buena, el gasto público ineficiente dinamiza la economía nacional y todo este tipo de excentricidades contrarias al sentido común con las que se divertía el Barón de Milton mientras hacía millones especulando en la bolsa.

 

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