Se puede ver el crecimiento de la deuda pública nacional durante el kirchnerismo (no incluye la deuda que no entró en el canje y, como su nombre lo indica, no está la deuda de provincias, municipios y entes descentralizados). La deuda con organismos oficiales creció el 2333% (dos mil trescientos treinta y tres por ciento), mientras que la deuda con privados —incluye deuda externa— se habría reducido en 43% (uso el potencial porque la parte no canjeada aún está por verse cuánto nos va a costar). Casi en un 95%, la deuda con organismos públicos está en poder del Banco Central, el ANSES, el Banco Nación y el PAMI... es decir que se trata de una violentísima reasignación de recursos desde los más pobres (a través de la inflación generada por la bajísima calidad de las reservas del BCRA), desde los jubilados (ANSES y PAMI), y desde las PyMEs y chacras (supuestamente para eso está el BNA), para financiar la locura del gasto público kirchnerista (publicidad oficial, Fútbol para Todos, gastos de representación, corrupción, etc.)... y aún aunque ese dinero se hubiese destinado a obras de infraestructura en su totalidad... ¿es justo que las paguen los más débiles de nuestra sociedad (los que mayor % de su ingreso gastan en consumo vía inflación: pobres y jubilados)?
Suena muy lindo a oídos patrioteros el decir "deuda externa no", pero en la Argentina de 2016, ¿la alternativa a la deuda externa es robarle a los más pobres?
¿Es lógico que financiemos el Estado con inflación anual del 20-30% cuando los países latinoamericanos que nos rodean pagan un interés sobre su deuda desde 3,2% Chile —el más bajo— hasta 6,3% Bolivia —el más alto—?