Parece que, finalmente, se liberará en aduanas el ingreso de tecnología. La Argentina no se puede dar el lujo de subsidiar una industria con ninguna posibilidad a futuro de ponerse a la altura del resto del mundo y que perjudica a un sinnúmero de otras industrias, desde las telecomunicaciones de hospitales para cirugía de alta precisión hasta las transacciones bancarias, donde el atraso tecnológico ya es dañino.