jueves 8 de OCTuBRe de 2009
Por SHAWN TRIBE
Muchas veces en NLM me he referido al trabajo del arquitecto Ethan Anthony y de HDB/Cram and Ferguson, un estudio de arquitectos de las afueras de Boston, Massachusetts.
Con frecuencia me ha llamado la atención el diseño de calidad y los materiales que pone esta firma en sus obras. Por supuesto que esto no es único de ellos, pues también he mostrado varios buenos ejemplos de otros arquitectos, incluyendo el impresionante trabajo de Duncan Stroik para citar a uno de ellos. Un aspecto que sí me impresionó como algo único de este estudio es, sin embargo, lo que parece ser una práctica concienzuda del gótico. Esto, junto al uso de materiales naturales para estas mismas iglesias, picó mi curiosidad y me decidí a lograr una entrevista con el Sr. Anthony para tener una idea de los principios y la filosofía que informan sus obras.
He aquí la entrevista.
Sr. Anthony, ¿puede darnos una idea de su historia y la de su firma?
Ralph Adams Cram fundó la firma en 1889 y ha estado en el negocio desde entonces. La firma ha completado cientos de iglesias nuevas, mejoras y otros proyectos en 44 estados de los Estados Unidos, Francia, Canadá, Cuba y Panamá. La mayoría del trabajo de renovación realizado por la firma en sus comienzos fue la conversión de iglesias de distintas denominaciones desde el llamado estilo americano protestante (las iglesias católicas también fueron construidas en este estilo) a una estilo basado en la liturgia católica ortodoxa. Hasta Cram, en este país incluso las iglesias católicas parecían iglesias congregacionistas. Cram se obsesionó con la liturgia católica que vio en Italia y trabajó casi toda su vida para regresar la liturgia americana a una base católico romana.
Parte del proceso fue el renacimiento de estilos arquitectónicos católicos, incluyendo el románico y el gótico. Yo llegué a la firma en 1991. Cuando comencé, la mayoría de la práctica era arquitectura comercial, con algunos proyectos eclesiásticos. Los últimos especialistas en gótico de la firma habían sido John Doran y Alexander Hoyle, y ambos murieron en los ’60. Cuando vi su trabajo y la calidad de sus dibujos, me decidí a revigorizar la práctica de la arquitectura religiosa y ahora, 19 años después, toda la firma se dedica a la arquitectura religiosa o relacionada a la educación religiosa.
Fui educado por los jesuitas en la Escuela Secundaria Xavier de Concord (Massachusetts) y me gradué en arquitectura en la Universidad de Oregón. Pasé mis primeros tres años después de dejar la facultad, trabajando en Payette Associates, una firma de arquitectura médica de Boston. Luego trabajé en forma independiente durante 7 años y me uní a la firma cuando era conocida como Hoyle, Doran & Berry, Inc; habiendo sido antes Cram and Ferguson. No funcionaba como nombre comercial y decidí recortarlo como HDB/Cram and Ferguson, Inc.
Muchas firmas de hoy operan en un contexto de clásico o románico, aunque el de ustedes parece inclinarse por una forma medieval, o gótica, de los edificios. ¿Es esto casual o su firma se especializa en el gótico?
Cram creía que el punto más alto del desarrollo de la arquitectura católica había sido el gótico y que había sido recortado por la Reforma. Dedicó su vida a diseñar nueva arquitectura gótica porque la veía como la fuente de un renacer de la arquitectura católica que podía alcanzar nuevas cimas y podía tener un impacto positivo en la moral de nuestra civilización. Coincido con Cram en que el gótico es la forma más elevada de la arquitectura católica y que es lejos la arquitectura espiritual más bella. Tanto Cram como yo tenemos clientes que aman el románico y lo quieren, y tenemos que cumplir.
¿Quién y qué citaría usted como las influencias particulares en el diseño de su trabajo?
He estudiado a los maestros góticos clásicos, representados en sus iglesias. Los mayores son incuestionablemente los maestros franceses que comenzaron lo que fue conocido como “el estilo” y que se extendió por el mundo. En Francia mi favorita es Notre Dame, pero también amo las catedrales de Rheims, Rouen, Amiens, Chartres y Laon; en Italia, los domos de Milán y Florencia, San Miniato, San Juan de Letrán, Asís, San Marcos y San Galgano; en España, Córdoba, Sevilla, León y Santiago de Compostela; en Inglaterra, Glalstonbury, Rievaulx, Fountains, la abadía de Bath, San Jorge y Windsor, sólo por nombrar unos pocos ejemplos.
¿Cuál es su opinión sobre los revisionistas góticos como AWN Pugin, Sir Ninian Comper o G.F. Bodley?
Debemos una tremenda deuda a los Pugin. Padre e hijo fueron responsables del renacimiento de la arquitectura gótica y la preservación de la arquitectura y la liturgia católica, mucho más que ninguna otra persona. A. W. N. Pugin, nacido en 1812 (un converse del anglicanismo al catolicismo en 1834), fue el campeón de la arquitectura católica de Inglaterra tras su conversión y la Ley de Emancipación de los Católicos de 1836, inspirando a Scott, su contemporáneo, quien a su vez inspiró a Bodley (nacido en 1827) de la segunda generación, quienes inspiraron al joven Comper (nacido en 1864, un contemporáneo de Cram, aunque trabajó casi exclusivamente en Inglaterra), quien volvió a inspirarse en la senda trazada por Pugin. Todos los seguidores de Pugin eran anglicanos conservadores, incluyendo a Cram. Como Cram, yo también me he fijado en Pugin como fuente. Tengo sus libros y los uso en mi trabajo.
¿Tiene una iglesia “ideal”?
No, y esto es importante. Cada parroquia es única y el edificio debería reflejar los intereses y la liturgia de la parroquia y su tiempo. De esta forma, la parroquia da vida al edificio. Creo que es esto lo que me separa de muchos arquitectos. No llegamos a la parroquia con un prejuicio por un estilo u otro. Dudo que nos contratarían para diseñar una iglesia en forma de caja, y no tengo ningún interés en ello, pero cualquier iglesia que desea un templo interesante basado en la tradición, el precedente y valores espirituales genuinos, me interesa.
Dicho esto, si hubiesen elementos arquitectónicos que a usted le interesaría ver de nuevo en uso, ¿cuáles serían? Por ejemplo, en los últimos dos siglos, hemos visto el renacer de elementos como el antecoro y el ciborio magno en dos ocasiones. ¿Tiene algún interés particular en ello? Y si es así, ¿puede explicarnos de dónde vienen esos intereses?
Soy fanático de los altares elaborados, con baldaquinos y obras de arte, incluyendo mosaicos y frescos, y cualquier cosa que ponga el foco de atención en el altar. También me gustan los altares esculpidos y disfruto diseñando altares de piedra con paneles tallados.
Dos Iglesias en particular se destacan como producciones de su firma. Ellas son: la abadía de Syon y Nuestra Señora de Walsingham. Iglesias notables por el uso de madera en los techos, y que utiliza piedra en el exterior e incluso el interior – materiales particularmente enraizados en este estilo. ¿Existe una filosofía o un conjunto de principios tras esto?
Sí, hay un conjunto de principios. Algunos son propios de la firma, tales como el uso honesto de los materiales, la expresión fiel de la liturgia y el énfasis en la búsqueda de la belleza en la Misa y en la línea y el material. A ello agregaría un deseo de ayudar a la parroquia a lograr la belleza a un costo razonable. Es más fácil lograr la belleza cuando no se usan materiales mundanos y no hay límites en el gasto. En el mundo práctico de la arquitectura parroquial, uno debe lograr la belleza evitando el uso de materiales caros y con un diseño realista.
¿Puede hablarnos más de los principios del “uso honesto de los materiales” y la “expresión fiel de la liturgia”?
Los materiales son nuestra paleta y en el trabajo parroquial debe restringirse el uso de materiales caros. Usamos algunos materiales sustitutos y usamos la colocación estratégica de pequeñas cantidades de materiales de muy alta calidad. No nos rendimos para proveer el material que se espera. El techo es de madera, las paredes, de piedra. Los materiales elegidos se seleccionan porque pueden producirse en forma económica con métodos modernos. Por ejemplo, usamos pequeñas cantidades de piedra pulida y grandes cantidades de splits, que es mucho menos costoso.
Con “la expresión fiel de la liturgia”, me refiero a que lo importante es la liturgia y no nuestro diseño de la liturgia. Se trata de dejar nuestro ego fuera y enfocarnos en el mensaje.
Muchos se preguntarán, sin embargo, si construir con esos materiales no es sustancialmente más caro.
Es más caro que una iglesia shopping, una iglesia caja o una iglesia modernista. Como regla general, usamos materiales naturales en lugar de materiales hechos por el hombre. Evitamos los materiales que son inherentemente tóxicos o que usan intensivamente la energía, como el vinilo, los plásticos y el ladrillo. Transportamos materiales grandes distancias, pero siempre consideramos las alternativas locales disponibles.
¿Qué ven hoy como los desafíos particulares de la arquitectura para quienes intentan diseñar en espíritu de continuidad en el contexto del rito latino?
El desafía mayor está al nivel parroquial. Somos consultores y como tales servimos a la parroquia. La parroquia conduce la liturgia dentro de su iglesia y en la práctica esto se refiere al párroco. En algunos casos, puede haber un director de liturgia, pero cada iglesia tiene una situación diferente y típicamente discutimos alternativas tales como el lugar del altar y la fuente bautismal, o la colocación de una barandilla para la comunión. Trato de hacerles entender el marco histórico y litúrgico, de modo que logren autenticidad en su iglesia; pero, en última instancia, las decisiones las toma la parroquia. Creo que nuestro papel es educar al cliente de modo que pueda tomar una decisión informada. No estamos empeñados en una cruzada en pro de la Misa “ad orientem” o la comunión de rodillas o cualquier otro uso litúrgico específico. Mi cruzada es por que la parroquia ofrezca toda la posible belleza, gusto y modestia que pueda en el diseño, la construcción y la decoración que podamos al construir su iglesia.
Existen dificultades y cuestiones altamente emotivas, y esto requiere tanto de sensibilidad como de coraje de parte de la parroquia y el arquitecto para llegar a una buena solución.
En Occidente existe una preocupación expresa acerca de no ser simplemente un “continuador” – es decir, no sólo reproducir los estilos históricos anteriores. ¿Qué piensa sobre esto? Más aún, según su estimación, ¿cuáles fueron las oportunidades perdidas del siglo XX respecto a la arquitectura sagrada? ¿Dónde nos hemos destacado y dónde hemos fallado? ¿Cuáles son las lecciones que podemos sacar para seguir adelante?
Todo el debate sobre el “revival” comenzó al inicio del período modernista cuando los nuevos arquitectos y sus mecenas intentaron ridiculizar la arquitectura tradicional y los arquitectos que la practicaban, diciendo que su trabajo no era genuino por no ser original. El argumento de la originalidad fue originalmente una especie de prueba que les daba a los modernistas la relevancia que reclamaban y que la arquitectura tradicional no podía alcanzar. Fue el único momento de genio del movimiento modernista. Tomó cincuenta años, entre 1925 y 1975, para que la arquitectura tradicionalista desarrollara una respuesta efectiva contra ese argumento.
Mientras tanto, la mayoría de la arquitectura estadounidense tradicional fue demolida durante la renovación urbana. Muchos de los edificios demolidos estaban basados en la arquitectura románica cristiana, incluyendo los invalorables edificios públicos y estaciones de ferrocarril del románico de Richardson, y los edificios residenciales a escala humana y estilo románico del West End de Boston. Tan fuerte fue la tormenta anti tradicional. En su mayoría fueron reemplazados por edificios en “estilo internacional” que, con toda deliberación, arrasaron con el simbolismo cristiano.
Esta tormenta anti cristiana y anti simbólica ganó fuerza a finales de la Segunda Guerra Mundial y sólo comenzó a morir en los ’80 luego de que el post modernismo relegitimara la arquitectura “quotational” de Charles Moore y Michael Graves, entre otros. Su vinculación con la escuela arquitectónica de Princeton los hizo inasimilables para los promotores y protectores del modernismo y la conversión del edificio de AT&T realizada por Philip Johnson selló el destino del modernismo. Su trabajo no fue religioso, pero abrió la puerta a que los arquitectos religiosos comenzaran a utilizar el simbolismo religioso en los edificios nuevamente. Desde entonces, la arquitectura modernista se convirtió en un estilo distinguible con un comienzo y (al menos) un fin. Identifico toda la arquitectura modernista posterior a 1985 con el nombre de “modernesco”, pues también ella imita y copia algo. En Colombia, por ejemplo, los edificios coloniales hispánicos han virtualmente desaparecido en muchas ciudades y han sido reemplazados por copias de Corbusier y Mies.
El movimiento arquitectónico tradicionalista actual que yo llamo Tercer Revival, es en realidad producto del Post Modernismo. Los arquitectos están nuevamente liberados para usar el simbolismo, incluido el simbolismo religioso, en sus edificios. También se permite que el arte esté presente como contribución del artista y el artesano en la realización del edificio. El peligro está en los arquitectos que no han estudiado ni profundizado en el significado intrínseco de los símbolos, los usen en forma incorrecta o inapropiada. Que los símbolos de la arquitectura romana que una vez celebraron a los dioses paganos, por ejemplo, decoren un estadio de baseball.
¿Tiene algunas recomendaciones finales que usted daría a los arquitectos jóvenes para que ellos diseñaran sus iglesias?
Cinco años atrás, escribí un artículo para la revista Sacred Architecture, con el tíulo “A Long Last Look at American Sacred Architecture” (Una última mirada prolongada a la arquitectura sagrada estadounidense), en el cual me lamenté por el desprecio de la buena arquitectura religiosa y su reemplazo por platos voladores, desarmaderos y establos. Cuando escribí ese artículo, ya había diseñado y construido tres iglesias tradicionales nuevas. Cinco años después, hemos construido otra y diseñado dos iglesias más y un seminario, además de varios proyectos pequeños para remodelaciones, alteraciones y restauraciones de los interiores de iglesias tradicionales destruidos en los últimos 50 años.
Existe aún una facultad de arquitectura en este país que enseña el diseño de arquitectura religiosa tradicional, la de la Universidad de Notre Dame. Ninguna de las otras siente importante incluir la materia en sus currículas, pero eso es un reflejo de la ambivalencia del público hacia la arquitectura religiosa tradicional. Aún es cierto que las generaciones futuras nos juzgarán por los edificios que dejemos atrás, del mismo modo que juzgamos a las generaciones pasadas por la misma medida. Hemos dado un paso en dirección a una arquitectura más responsable y receptiva, pero todos los días la gente debe elegir si apoyará en este ideal.
Hemos visto proyectos de diseños religiosos tradicionales suspendidos en distintos lugares del país, debido al impacto de la recesión en las parroquias. Ésta es la reacción opuesta a la de las generaciones pasadas que siguieron adelante con sus planes desafiando a la gran depresión. Pero para que sobreviva este movimiento, los arquitectos y diseñadores que se han comprometido en la restauración de la arquitectura religiosa tradicional, necesitan trabajo. Si las parroquias que quieren construir en estilo tradicional no siguen adelante con sus proyectos a pesar de la recesión, este movimiento morirá y habrá sido la última mirada prolongada. La Universidad de Notre Dame está produciendo jóvenes arquitectos que quieren diseñar y construir nuevas iglesias bellas, nuestro país debe darles la oportunidad de construir nuevas iglesias bellas. Las parroquias deben seguir con sus planes de construcción si quieren poder cumplir sus sueños.
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Para saber más acerca del trabajo de HDB/Cram and Ferguson, por favor visite su sitio en internet: www.hdb.com.
Abadía de Syon, Copper Hill, Virginia