viernes, 7 de abril de 2017

De un católico libanés

Más allá de los motivos que tengan, que prefiero no dilucidar, algunos religiosos occidentales así como ¡el propio patriarca maronita Bechara Rai! hablen a favor del régimen sirio, es incomprensible. 

Los cristianos de Medio Oriente no somos amigos de la familia Assad. Algunos pueden haber olvidado la historia de violencia de los sirios contra los cristianos de Oriente; pero yo no. Me crié en el Líbano de los '70s y '80s, donde no se escuchaba otra cosa que de las carnicerías perpetradas por los sirios. Durante mi adolescencia, los cristianos nos pasábamos el día esquivando las bombas, las esquirlas, las trampas explosivas y los asesinatos cometidos por el Ejército Sirio de al-Assad. 

Sabíamos que la violencia de Siria no es perpetrada sólo por motivos religiosos. En otras palabras, los maronitas no sufrimos del "síndrome de Masada". Siria repartía carnicería por igual a quien quiera que se animase a proclamar la independencia de la Tierra de los Cedros. 

Pero los dirigentes sirios sin dudas se ensañaban con los cristianos. Cada vez que surgía una oposición contra la ocupación siria, los cristianos libaneses éramos los primeros a perseguir. En 1978 sobreviví a la Guerra de los Cien Días en Ashrafieh, uno de los distritos cristianos de Beirut. Del mismo modo que en estos tiempos el régimen de Assad trata a las poblaciones de Homs y Hama, en el propio territorio sirio, sitiándolos, privándolos de comida y agua, y atacándolos con ametralladoras pesadas, artillería y tanques, así hacía entonces con nosotros. 

Muchos de mis amigos jóvenes murieron en aquellas batallas. Unos años después, en 1981, el Ejército Sirio sitió Zahle, un baluarte cristiano en el valle del Bekaa. A la población civil de Zahle se le negó el agua y todo lo básico, mientras el Ejército Sirio atacaba a los defensores con toda la fuerza. Muchos de mis amigos perdieron las vidas aquel verano defendiendo nuestra tierra ancestral y nuestro derecho a la libertad. En 1982, el Ejército Sirio asesinó al recién electo presidente cristiano de Líbano. Nunca hubo arrepentimientos, reconocimiento de responsabilidades o remordimientos. Para Siria, era un día más. 

Para no aburrir con detalles, saltemos a 2005, año en que el Líbano ocupado por Siria vio una serie de asesinatos, entre ellos el primer ministro Rafic Hariri. Siguió una campaña de terror en todos los barrios cristianos, bombardeos indiscriminados y explosiones nocturnas. Heroica fue entonces la reacción del patriarca Nasrallah Sfeir, líder de la iglesia maronita en aquel momento. Ya desde 2000, el patriarca Sfeir había pedido el retiro del Ejército Sirio del Líbano y fomentado un gobierno de unidad entre cristianos y musulmanes locales. Él fue uno de los líderes de un movimiento que, finalmente, logró el retiro del Ejército Sirio tras 30 años de ocupación, corrupción y destrucción del tejido social del Líbano. 

No se dejen engañar.

 

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