Hay mucha polémica por este asunto de los regalos a funcionarios públicos y la reglamentación que hizo Macri. El tema es que no tenía necesidad de reglamentar nada. Sólo tenía que anular las leyes de Reforma del Estado y Emergencia Económica del menemismo que suspendieron todos los controles que existían en la Administración Pública desde tiempos inmemoriales en muchos casos y que convirtió al Estado en un coto de caza de políticos inescrupulosos. Leyes que ni De La Rúa, ni Rodríguez Sáa, ni Duhalde, ni N. Kirchner, ni C. Fernández se atrevieron a derogar, demostrando que, más allá de las apariencias, existía una continuidad deliberada en el vaciamiento del patrimonio estatal.