Aunque el discurso actual de Marine (reivindicando la laïcité, el feminismo o el trinomio liberté-égalité-fraternité y abriéndose así de su padre o de su sobrina) se parece más al de Robespierre, Bonaparte o Clemenceau que al de de Maistre, Maurras o de Gaulle, la sola posibilidad de una victoria hace temblar al progresismo. Y eso me gusta.