viernes, 24 de diciembre de 2010

Expergiscere, homo: pro te Deus factus est homo

Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre.

Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte.

Celebremos, pues, con alegría la venida de nuestra salvación y redención. Celebremos este día de fiesta, en el cual el grande y eterno Día, engendrado por el que también es grande y eterno Día, vino al día tan breve de esta nuestra vida temporal.

Él se ha hecho para nosotros justicia, santificación y redención. y así -como dice la Escritura- «el que se gloria que se gloríe en el Señor.»

La verdad brota, realmente, de la tierra, pues Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de la Virgen. Y la justicia mira desde el cielo, pues nadie es justificado por si mismo, sino por su fe en aquel que por nosotros ha nacido. La verdad brota de la tierra, porque la Palabra se hizo carne. Y la justicia mira desde el cielo, porque toda dádiva preciosa y todo don perfecto provienen de arriba. La verdad brota de la tierra, es decir, la carne de Cristo es engendrada en María. Y la justicia mira desde el cielo, porque nadie puede apropiarse nada, si no le es dado del cielo.

Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos obtenido el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de Dios. Fíjate que no dice «nuestra gloria», sino la gloria de Dios, porque la justicia no procede de nosotros, sino que mira desde el cielo. Por ello el que se gloria que se gloríe no en sí mismo, sino en el Señor.

Por eso también, cuando el Señor nació de la Virgen, los ángeles entonaron este himno: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

¿Cómo vino la paz a la tierra? Sin duda porque la verdad brota de la tierra, es decir, Cristo nace de María. Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, para que todos seamos hombres de buena voluntad, unidos unos a los otros con el suave vínculo de la unidad. Alegrémonos, pues, por este don, para que nuestra gloria sea el testimonio que nos da nuestra conciencia; y así nos gloriaremos en el Señor, y no en nosotros. Por eso dice el salmista: Tú eres mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza.

¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios.
Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca cuál es tu justicia: y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura gracia de Dios.

Del oficio de lecturas del 24 de diciembre. De los Sermones de san Agustín (Sermón 185: PL 38, 997-999).



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jueves, 16 de diciembre de 2010

Plus ça change...

Nisi granum frumenti cadens in terram mortuum fuerit, ipsum solum manet;

si autem mortuum fuerit, multum fructum affert.


Muchos hemos escuchado hablar de Migne o lo hemos visto citado numerosas veces, pero pocos saben qué o quién es o era.

Jacques-Paul Migne nació a fines de 1800 en St.-Flour, comuna del departamento de Cantal, en la Auvernia, centro-sur de Francia. Entró al seminario y estudió teología en Orleáns. En 1824 se ordenó sacerdote y fue asignado a la parroquia de Puiseaux, correspondiente a esa diócesis. Todo anduvo bien hasta que en 1830, la caída de la monarquía de la Restauración dio inicio a sus problemas.

Orleáns se enorgullecía de ser la sede del “Rey Ciudadano”, Luis Felipe. Y un cura rural con simpatías legitimistas era un inconveniente para el nuevo régimen. Tras sucesivos problemas con el obispo local, Migne decidió marchar a París, donde sus escritos polémicos podrían tener mayor repercusión. Allí en noviembre de 1833 comenzó a publicar el diario L’Univers Religieux, que pretendía convertir en un medio de difusión católico independiente de las ideologías políticas que debatían acaloradamente en la Ciudad Luz. Tuvo bastante éxito inicialmente, más de 1800 suscriptores en corto tiempo, pero no comparable a los diarios principales de París; al menos hasta que ingresó en el periódico un joven autodidacta y católico a machamartillo, Louis Veuillot.

Mucho se ha criticado a L’Univers, Veuillot y el llamado “Partido Ultramontano”, al que perteneció Migne, a izquierda y a derecha, desde fuera y desde dentro de la Iglesia. Pero, en general, las críticas han sido extemporáneas, descontextualizadas y basadas en las calumnias que propagaba la prensa competidora. Nos es imposible, ahora, relatar los pormenores del catolicismo francés del siglo XIX, muy complejo y comprometido en las luchas políticas de todo signo que tuvieron lugar. Incluso la gran mayoría del Episcopado francés se sentía más cómodo con el liberalismo de los católicos de L’Avenir, que con L’Univers que tenía el desparpajo de publicar las encíclicas papales. El mismo arzobispo de París reconocía haberse sorprendido de la Paroles d’un croyant de Lamennais, cuando hacía rato que el mismo venía expresando públicamente opiniones heterodoxas. Por no hablar del Partido Legitimista, donde el galicanismo aún campeaba y los “ultramontanos” eran un problema.

Migne se sorprendía constantemente de la ignorancia de sus colegas sacerdotes y se comprometió a ayudar a combatirla. Para ello, en 1836 abrió su propia imprenta en Petit Montrouge, XIV arrondissement de París. En papel de diario y pequeños fascículos, a muy bajo precio, comenzó la distribución masiva de obras religiosas en compilaciones monumentales: “Curso completo de Sagrada Escritura” (28 volúmenes de comentarios de autores antiguos y modernos), “Curso de teología” (otro tanto), “Demostraciones evangélicas” (20 de apologética por cien autores de todos los tiempos), “Colección integral y universal de autores sagrados” (102 de homilías de los siglos precedentes), “Suma áurea de la Santísima Virgen María” (13), “Enciclopedia teológica” (171, incluyendo temas filosóficos, geográficos, históricos, naturales, etc.) y, fundamentalmente, las dos recopilaciones que se convertirían en sinónimo de Migne: Patrologia Latina (221 volúmenes) y Patrologia Graeca (85 volúmenes; 165 la edición bilingüe).

Como no podía ser de otra manera, los académicos criticaron duramente estas obras, aunque eran las colecciones de literatura patrística más completas jamás publicadas, y todo a precios sumamente accesibles para sacerdotes y religiosos sin recursos.

La Imprimerie Catholique, como se llamaba la editorial de Migne, se convirtió en una gran editorial independiente y, posteriormente, fábrica de órganos y utensillos litúrgicos. Para evitar los monopolios de libreros, recurrió a las suscripciones directas, lo que en esa época era una novedad. La editorial pronto se diversificó en otras producciones. En la noche del 12 al 13 de febrero de 1868 un incendio destruyó completamente el establecimiento. Las aseguradoras sólo entregaron una parte y la célebre imprenta nunca pudo recuperarse del todo. Muy poco después, Monseñor Darboy, arzobispo de París, prohibió a Migne seguir publicando e, incluso, le suspendió su ministerio. La guerra Franco-Prusiana de 1870-71 empeoró aún lo que ya era una situación precaria. El golpe final llegó con el decreto de la Curia Romana que prohibió el uso del dinero procedente de las colectas en la compra de libros.

El 24 de octubre de 1875, el abate Jacques-Paul Migne murió, derrotado, abandonado por la Iglesia, en medio de deudas y calumnias. Al año siguiente, la Imprimerie Catholique fue adquirida por la editorial Garnier.

Sin embargo, su colección de patrística no sólo fue una de las mayores contribuciones a la historia eclesiástica de todos los tiempos —textos que hasta ese entonces yacían olvidados en bibliotecas conventuales o monásticas quedaron por primera vez a mano de simples sacerdotes, religiosos o investigadores laicos— sino que, con el tiempo y posteriores mejoras, índices y ediciones críticas, se convirtió en la edición canónica de los Padres de la Iglesia, tanto latinos como griegos, posibilitando el renacimiento de la Patrística en el siglo XX.

Pero, claro, este progresivo refinamiento de la obra ha conspirado contra del costo de la misma, recluyéndola nuevamente en las grandes bibliotecas. Ahora, el excelente sitio web Documenta Catholica Omnia ha terminado de publicar, gratuitamente y en formato PDF, la Patrologia Graeca y la Patrologia Latina. Ahora queda que diligentes traductores (el latín ha dejado ya de ser patrimonio común) lo vuelquen a las lenguas vernáculas.


Humilde placa que recuerda al abate Migne.
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martes, 14 de diciembre de 2010

Sobre bandas de inmigrantes, vecinos e Iglesia

Estamos en el siglo V después de Cristo. Bandas de miserables, desplazados y hambrientos, cruzan el Rin y el Danubio, la frontera que separa la civilización de la barbarie. Procopio de Cesarea no deja dudas sobre el estado lamentable en que se encontraban antes del cruce. Muchos de éstos habían entrado ya en contacto con los funcionarios romanos, civiles y militares. Tribus enteras exigen tierras que Roma les niega. Finalmente, la fuerza de los hechos decide las situaciones creadas.

Pero las tierras se extinguen por el mal uso que de ellas realizan estos pueblos hasta entonces nómades. Y se producen saqueos a las granjas romanas y luego a sus urbes de provincia. La represión de las Legiones y la presión de otras bandas los movilizan. Hordas de miserables, desplazados y hambrientos cruzan los Alpes y se precipitan sobre Roma.

Una de estas bandas es la de los hunos. Amalgama de pueblos germanos y orientales nómades, unidos bajo el liderazgo de Atila, “el azote de Dios”, en el año 452 caen sobre las llanuras friulianas y el valle del Po. Aquilea, Padua, Verona, Milán son saqueadas y devastadas. Miles mueren y los sobrevivientes se refugian en las montañas o en las islas cenagosas del Adriático norte.

Toda Roma esperaba la llegada de Atila con horror. La ciudad eterna ya no tenía defensas ni ejércitos que oponer. Los que podían se embarcaban hacia Oriente o África o hacia el sur de la Península. Reinaba la desesperanza sobre toda la civilización…

Fue entonces que, mientras los hunos aguardaban acampados para cruzar el Mincio, a la altura de Mantua, fueron interceptados por una figura con extraños ropajes blancos y dorados, que portaba una tiara con triple corona y era acompañado por otros vestidos de rojo. Era el Papa León I, San León Magno para la posteridad.

Ingresa en medio de los sorprendidos bárbaros y el Papa, sin titubear, se detiene delante del tan temido caudillo de los hunos, aquél que se vanagloriaba de que la hierba no crecía más donde su caballo pisaba y que para muchos cristianos representaba el Anticristo que traería el fin del mundo desde el Este. Aún sorprendidos todos por el atrevimiento, el Santo Padre amenaza al terror hecho hombre con el poder de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, si no da la vuelta y abandona Italia.

Como consumido de miedo, el gran Atila se postra ante el Papa y promete dejar tranquila a Roma. Sea que hayan tenido lugar negociaciones, sea que el poder del ejército huno estuviera en peligro por la extensión de su logística, sea que estuviese amenazado por el disenso de otros jefes hunos en la retaguardia o sea que, como relataban las leyendas medievales, hubiese visto a San Pedro y San Pablo aparecerse frente a él y amenazarlo, lo cierto es que Atila cumplió con lo prometido. Y, al menos por esta vez, Roma se salvó. El Papa San León Magno había salvado a los vecinos de Roma.


Estamos ahora en 2010. Bandas de miserables, desplazados y hambrientos, cruzan la Avenida General Paz, que separa a la Ciudad y a la Provincia de Buenos Aires. A su vez venidos antes desde la miseria peruana, boliviana o paraguaya, o desde el hacinamiento y la explotación de las villas y barrios de emergencia. Los medios de difusión no dejan dudas de su estado lamentable. Sus dirigentes habían entrado en contacto ya con funcionarios del gobierno de la ciudad, del Estado nacional o de la provincia, directamente o a través de los “punteros” que sostienen el aparato mafioso-justicialista. Cientos de familias toman el Parque Indoamericano y otros establecimientos públicos, y exigen viviendas. La brutalidad de una policía no profesional y excesivamente intervenida por la política, más las cámaras de televisión y el grito en el cielo de la progresía derechohumanista deciden los hechos. El Parque ha sido tomado y se multiplican las tomas, las usurpaciones y los “okupas”.

Por su parte, los vecinos, muchos de ellos apenas un poquito mejor puesto que viven en los monoblocks linderos o en las villas de los alrededores, reclaman la expulsión de los usurpadores de “su” parque con “sus” canchitas de fútbol y polideportivos. A alguno se le escapa una expresión de repulsa contra estos inmigrantes okupas. Lo cual puede ser comprensible cuando, en la Argentina, uno puede estar toda una vida para poder tener una vivienda propia, y ve a otros que se las regalan por demagogia y márketing político. Incluso, ante la inmovilidad del Estado, que según Hobbes está ahí para evitar la guerra social (dicho en términos contemporáneos), los vecinos responden con piedras, palos, botellas, algún tiro… que es respondido desde adentro de la misma manera.

Pronto se hace evidente el manejo político de una situación que tiene muy poco de espontánea. Se develan los turbios manejos a que son sometidos los habitantes de las villas por cuenta de quienes lucran con ellos, llegando a pagar por esos cuartos miserables alquileres mucho más altos que los que pagarían en los barrios más caros de Buenos Aires por equivalente metraje. El gobierno local y el nacional se tiran acusaciones cruzadas, con algo de cierto y mucho de mentira; mientras un ex presidente interino, vinculado hace 10 años a otros saqueos y ocupaciones, nos explica que “si uno tiene una organización a nivel nacional, puede prevenir estas cosas antes de que sucedan”.

Pero esta vez no hay un Papa León para defender a los vecinos, los trabajadores, los que ahorran toda su vida por una vivienda… No, el papábile Jorge Mario “preside” una misa a metros de donde tienen lugar los hechos (a metros pero lo suficientemente lejos como para que no pierda su carácter meramente simbólico). ¿Creéis acaso que Su Eminencia habló de justicia, orden o respeto, que tal vez denunció el muy evidente trasfondo político de todo lo acontecido, o que quizá defendió los derechos de los pacíficos, los que no okupan, los que ganan el pan de cada día con el sudor de su frente? Pues no, que va. Sino de una Virgen “morocha”, de no discriminación, de una Iglesia que está más allá de los países…

Y se multiplican los pedidos de comprensión, de diálogo, de paz (ahora que ya está consumada la usurpación), de derechos… por parte de la Iglesia argentina; no hay más que ver los comunicados de AICA de los últimos días, incluso la coqueta UCA.

La Iglesia argentina sigue equivocando el mensaje, sigue pensando en términos dialécticos completamente irreales, sigue estancada en una realidad socioeconómica de hace 30 años… Cree que los pobres son buenos por el sólo hecho de serlo, y que los criminales son criminales porque la sociedad los impulsa a ello. Sostiene que con el diálogo de sordos, la beneficencia que premia la vagancia, la comprensión de lo injustificable y la tolerancia de lo intolerable se alcanzará el cielo en la tierra. Desconoce los sufrimientos de tantos que no son lo suficientemente pobres para que les regalen nada, pero ven consumirse los ahorros que no tienen en alquileres, cuotas de tarjetas, compras contrarreloj para ganarle a la inflación. No tiene ni idea de lo que es pagar impuestos abusivos simplemente porque se está en relación de dependencia y uno no tiene forma de zafar. ¿Acaso es rico ese 60% de empleados “en blanco” que gana menos de 2000 pesos al mes? ¿Son ricos los que deberían trabajar 14 años para poder pagar un ambiente en Buenos Aires?

Claro, éstos son los problemas de la clase media. Y se sabe que hablar bien de la clase media está devaluado desde que Marx despreciara a los pequeños burgueses y, entre nosotros, Jauretche despotricara contra el “medio pelo”. Tampoco entre los políticos la clase media es rentable; no se deja manejar por “el pancho y la Coca”, ni tampoco está en condiciones de negociar con cada gobierno de turno para sacar su tajada. Es más, comete el pecado de viajar una vez cada veinte años cuando por algún milagro económico la moneda local se revalúa.

Sin embargo, la existencia de una clase media es lo único que da esperanzas (terrenas) a los pobres. Y esto se ha visto bien estos días. ¿Qué diferencia a un indigente que vive en Buenos Aires de uno que vive en el Altiplano boliviano —quizá, incluso, en mejores condiciones de supervivencia— sino el sueño de que él o sus hijos puedan acceder a la clase media?

Hace unos años, con unos amigos hicimos unas encuestas en algunos de los colegios más caros de Buenos Aires y en algunos de los estatales que se encuentran en los barrios más pobres. Tanto en unos como en otros, arriba del 80% de los encuestados se consideraba “clase media”. Tanto el que iba de vacaciones a Disney como el que pasaba sus vacaciones jugando al fútbol en una plaza se consideraban miembros de la clase media.

Parece que la Iglesia argentina no tiene tiempo ni ganas de ocuparse de ellos.




Rafael, Atila y el Papa León
[Fuente: Wikimedia.]

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martes, 7 de diciembre de 2010

Nuevo libro del P. Alfredo Sáenz S. J.



Me piden que avise y con gusto lo hago. Hoy martes 7 de diciembre a las 18.30 horas, en la calle Bartolomé Mitre 2162 de la Ciudad de Buenos Aires, se presentará un nuevo libro del Padre Alfredo Sáenz. Es el último volumen de la serie "Las Parabolas del Evangelio según los Padres de la Iglesia", con el título La expectación de la Parusía.

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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Rescato

desde los comentarios de Infocatólica el siguiente de Luis:

Yo haría un llamamiento a no pasar sino de la papolatría a la papofobia o a la ratzingerfobia. Comprendo la indignacion -anoche tuve que explicar a mi hija de quince años que no era verdad, como dijeron en su colegio sus compañeras unánimente, que el Papa había aprobado el preservativo- pero hay que ser inteligente. Si se sale de tono, inmediatamente los papólatras y neocon harán hincapié en esas salidas como estrategia para legitimar toda esta movida infame de Monseñor Simón y de Lombardi.

Conociendo el paño, la cosa va para largo. La vieja estrategia posconciliar es instalar un magisterio paralelo, que no tiene las notas del magisterio y por lo tanto tampoco las garantías de asistencia del Espíritu Santo. Aquí se está instalando algo así como "el espíritu de Ratzinger", análogamente al "espíritu del Concilio", como explicara brillantemente en su día el Santo Padre.

La estrategia católica y ortodoxa debe consistir, primero, en una respetuosa pero firme explicación didactica sobre la naturaleza, alcance y valor del Magisterio. En esto sirve perfectamente lo que el mismo Ratzinger dice en su libro de entrevista, diferenciandolo de opiniones probabilísticas, como ha dicho Ricardo.

Segundo, en solicitar un pronunciamiento explícito de la Sede Romana, ante el dubium que se ha instalado en muchos católicos. Es un derecho de los católicos, sobre todo en materia moral, saber si están o no comprometiendo su conciencia en una materia tan delicada sobre la cual no puede existir ninguna duda. Y es obligación ineludible de la Sede Romana, obligación de Estado, confirmar en la fe a sus hermanos. Creo que hay formas jurídicas de exigir esto.

Tercero, se debe profundizar en la moral católica, enseñando didácticamente que es inmutable y que ni el Santo Padre ni Dios pueden hacer que algo malo per se pueda ser bueno. Aquí se debe resistir con uñas y dientes, porque otro de los efectos del magisterio paralelo es instalar el relativismo histórico. Esto es muy grave, porque pone en riesgo la totalidad del dogma catolico, sin necesidad de ningun pronunciamiento magisterial.

Desgraciadamente, el Santo Padre ha cometido un grave error prudencial, al no sopesar la trascendencia que tienen sus palabras en una simple entrevista. Del mismo modo que dice que con consultar en internet se habría percatado del error respecto de Williamson (frase un tanto sorprendente), estoy seguro de que con escuchar a una hija confundida y escandalizada se daría cuenta que no todos los pequeños tienen su exquisito sensus que permite diferenciar a Eneas Silvio Piccolomini de Pío II, a Montini de Pablo VI, a Ratzinger de Benedicto XVI. Para peor, está permitiendo que una frase discutible donde se habla de prostitución homosexual con bastante probabilidad esté siendo interpretada por sus oficiales Simón y Lombardi en forma contraria a la doctrina católica. Le costará reconocer el error, como a todo intelectual mayor. No pasa nada, sabemos por el Evangelio que Pedro ha sido solicitado por Satanás para ser zarandeado, pero que Cristo ha orado para que su fe no desfallezca. Por tanto, hay que pedirle que confirme en la fe a sus hermanos. Y mientras, resistir al magisterio paralelo, alertar, enseñar, concientizar. Nuestro Señor viene pronto, que no nos pille dormidos.

Viva Cristo Rey, Viva el Papa.


Ego autem rogavi pro te, ut non deficiat fides tua.
Et tu, aliquando conversus, confirma fratres tuos.


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martes, 23 de noviembre de 2010

Interesante artículo

A pedido de un lector, traduzco el siguiente artículo aparecido en el día de ayer. Mis comentarios próximamente, si puedo.


El diario del vaticano traicionó al Papa

Phil Lawler, 22 de noviembre de 2010

El papa Benedicto no ha cambiado la enseñanza de la Iglesia, ni siquiera ha confiado que estuviera por cambiar. El Santo Padre tampoco ha convocado a un nuevo debate sobre la moralidad de la anticoncepción. Ni siquiera ha sugerido que el uso del condón puede ser moralmente justificable algunas veces.

Sin embargo, millones de personas en todo el mundo creen que el Pontífice cambió la enseñanza de la Iglesia, que abrió a debate la cuestión de la anticoncepción y que ha justificado el uso del condón en algunas circunstancias. ¿Cómo ocurrió esto?

Una vez más, el Papa Benedicto se ha visto mal servido por su equipo de relaciones públicas. En este caso, el periódico vaticano, L’Osservatore Romano tiene casi toda la culpa por este gaffe verdaderamente desastroso.

La subversión del proyecto de un libro emocionante

Las noticias que dominan la cobertura mediática del Vaticano esta semana pueden trazar su origen hasta una entrevista en que el papa Benedicto XVI respondió unas preguntas del periodista alemán Peter Seewald. Esa entrevista fue la base de un nuevo libro emocionante, Luz del Mundo, que será publicado esta semana.

El libro es el tercero de este tándem colaborativo entre el Papa y Seewald. Pero es el primero desde que Benedicto XVI asumió la Cátedra de Pedro, y la noción de que un Pontífice reinante se someta a una entrevista del tamaño de un libro es en sí misma sensacional. Los lectores que esperan algo muy especial de tal libro no se verán defraudados. Luz del Mundo es de hecho sensacional.

Como entrevistador, Seewald trabaja bien. Respetuosa pero insistentemente presionó al Papa para que explique su enseñanza sobre un puñado de temas, muchos de ellos controversiales. El Papa Benedicto, por su parte, se ve cándido y lúcido al presentar sus pensamientos con la claridad simple que hace de él tan buen maestro natural. En Luz del Mundo, el lector encontrará los pensamientos honestos del Pontífice acerca de temas como:

  • La naturaleza de la infalibilidad papal y la autoridad petrina;
  • La razón real detrás del levantamiento de las excomuniones a los obispos tradicionalistas de la Sociedad de San Pío X;
  • Los límites del diálogo con el Islam;
  • La posibilidad de una renuncia papal;
  • El mensaje de Fátima;
  • La vida diaria en un palacio apostólico;
  • Las verdaderas causas del escándalo por abusos sexuales y las perspectivas de reforma.

Sobre cada uno de estos temas, el lector encuentra los dichos del Papa refrescantemente honestos y provocativos. El Santo Padre ofrece cantidad de revelaciones fascinantes, junto a una gran cantidad de reflexiones teológicas profundas. De nuevo, el libro es sensacional.

A aquellos de nosotros que recibimos ejemplares preliminares de Luz del Mundo se nos dijo que el texto estaba bajo un muy estricto embargo. Se nos prohibía citarlo, transcribir partes o, incluso, hacer revelaciones específicas acerca de su contenido hasta su lanzamiento formal esta semana. Esta clase de embargos no son inusuales en el mundo de las editoriales (aunque en este caso la editorial era muy estricta), y los periodistas profesiones los honramos rutinariamente.

Entonces, increíblemente, el propio periódico del Vaticano violó el embargo. Traicionando al editor y quebrando la confianza de todos los demás periodistas que pretendían cumplir sus promesas, L’Osservatore Romano reprodujo un pasaje de la entrevista del Papa. Y no cualquier pasaje. El periódico del Vaticano reprodujo—sin explicación ni comentario aclaratorio—un sapasaje en el cual el Papa Benedicto reflexionaba sobre la posibilidad de que en algunos casos extremos, el impulso a utilizar un condón pueda ser muestra de una chispa de generosidad en una conciencia seriamente corrompida.

Más aún, L’Osservatore rompió el embargo y publicó el fragmento, durante un fin de semana en que el Vaticano estaba felizmente distraído en un consistorio. En un momento en que los líderes de la Iglesia debían estar celebrando una ocasión gozosa—la elevación de veinticuatro miembros al Colegio de Cardenales—altos funcionarios vaticanos se veían en apuros para explicar las palabras del Papa, publicadas prematuramente y fuera de su contexto propio.

El lanzamiento de Luz del Mundo debió haber sido otra ocasión de alegría. Con planeamiento apropiado, el editor hubiese presentado el libro del Papa con una gran campaña de publicidad. Ahora la publicidad—que podría haber ofrecido un retrato preciso y favorable del libro del Papa—se perderá en el tsunami de desinformación que actualmente atraviesa el mundo.

Lo que el Papa dijo—y lo que no dijo

De todos los pasajes que pudo haber adelantado del libro, L’Osservatore Romano eligió un comentario especulativo del Pontífice sobre el uso del condón. Cualquier periodista capaz se habría dado cuenta de antemano que este comentario iba a ser mal comprendido—especialmente si era presentado fuera de contexto.

En el pasaje que publicó L’Osservatore, el Papa Benedicto no estaba cambiando sus afirmaciones anteriores, en las que había dicho que la distribución de condones no es la manera correcta de combatir el SIDA. Sino por el contrario, ¡el Papa estaba defendiendo esta posición! Lejos de retractarse, el Santo Padre estaba explicándose y elaborando sobre ello.

En ese contexto, cuando Seewald lo presiona con una pregunta de si los condones podrían ser recomendables, el Papa contesta:

“Podría existir una base en el caso de algunos individuos, como tal vez cuando un prostituto varón usa condón, donde esto podría ser un primer paso en la dirección de una moralización, una primera asunción de responsabilidad, en el camino hacia recobrar la conciencia de que no todo está permitido y que uno no puede hacer todo lo que quiera. Pero no es realmente la forma de tratar con el mal de la infección de HIV. Esto sólo puede darse realmente en la humanización de la sexualidad.”

Cuando Seewald pide una aclaración, el Papa rápidamente agrega que la Iglesia nunca puede aceptar el uso del condón como “una solución real o moral”.

Nótese que en este ejemplo hipotético, el Papa habla de un “prostituto varón”, presumiblemente involucrado en actos homosexuales. Entonces la cuestión de la anticoncepción—la principal razón tras la oposición de la Iglesia a los condones—es eliminada de la ecuación. Este prostituto está envuelto en actos profundamente inmorales. El Papa no sugiere que el uso de un condón haga de su prostitución algo menos inmoral; sólo dice que al reconocer el imperativo de proteger a su pareja sexual, el prostituto teórico da un pequeño paso hacia un razonamiento moral apropiado.

Aquí el Papa estaba haciendo una observación teórica. No estaba enseñando, sino explicando una postura. No estaba hablando con autoridad—de hecho, antes en el libro, explica porqué nada de lo que el Papa diga en una entrevista debe tenerse como autorizado—sino especulando. Nada en lo que dijo el Papa, o en la forma en que lo dijo, refleja cambio alguno en la enseñanza de la Iglesia.

En su buena exlicación de las palabras del Papa, Janet Smith observaba que “el Santo Padre no está hablando del uso del condón como anticonceptivo o de si reduce la maldad de un acto sexual homosexual; sino que está hablando del estado psicológico de alguien que podría usar un condón”. Para poner los comentarios especulativos del Papa sobre el prostituto varón en su contexto apropiado, Smith ofrece la siguiente analogía propia:

“Si alguien va a robar un banco y está determinado a usar un arma, sería mejor que la persona use un arma sin balas. Reduciría la probabilidad de heridas fatales. Pero no es la tarea de la Iglesia instruir a los ladrones de banco potenciales sobre cómo robar bancos de manera más segura y, de hecho, no es tarea de la Iglesia apoyar programas para proveer a los ladrones potenciales de bancos con armas sin balas.”

Incompetencia periodística

Si “no es tarea de la Iglesia” dar consejos de seguridad a los ladrones de banco y a los prostitutos homosexuales, ¿por qué el Papa ofrece ese ejemplo? En el contexto de una larga conversación, con un entrevistador entendido, es fácil ver cómo el Papa pudo verse tentado ha hacer comentarios especulativos. Pero en las semanas entre el tiempo de la entrevista y la fecha de publicación, ¿nadie en el Vaticano previó la posibilidad de que las palabras del Papa pudiesen ser sacadas de contexto? ¿Ninguna autoridad vaticana vetó el texto de la entrevista para asegurarse que las respuestas del Papa a Seewald no fuesen objeto de confusión y/o mala interpretación? Si esto no fue así, entonces este pontificado sufre ahora de una herida autoinfligida. Con seguridad, cualquier periodista capaz hubiese reconocido el problema potencial, inmediatamente después de leer las palabras del Papa. Cualquiera que conozca el ritmo del debate público diario hubiese podido advertir al Pontífice de que estas sutiles distinciones acerca de la moralidad del uso del condón se perdería entre la prensa secular. Jeff Miller hace una referencia ingeniosa al “factor jengibre”: la tendencia de los periodistas, cuando encuentran la mención de los “condones”, a bloquearse respecto a cualquier otra palabra. Los periodistas seculares, al leer las palabras del Papa en el párrafo anteriormente citado, sólo se preguntarían si el Pontífice está permitiendo la posibilidad del uso del condón, y concluirían que sí. Entonces, inevitablemente, la afirmación del Papa sería vista como una brecha en la enseñanza de la Iglesia.

Sin embargo, fueron los propios periodistas del Vaticano, en L’Osservatore Romano, quienes imprimieron las palabras del Papa sin ninguna presentación o esfuerzo alguno por poner los pensamientos del Pontífice en su contexto. La afirmación del Papa estaba destinada a ser un problema, su publicación prematura por parte del periódico vaticano exacerbó el problema.

En meses pasados, L’Osservatore Romano ha dejado mal parado al Vaticano con artículos pueriles acerca de los méritos de Michael Jackson, los Beatles y Los Simpson. Pero este error editorial es muchísimo más serio. Con su burdo maltrato de todo este asunto tan serio, el periódico del Vaticano ha provocado confusión mundial acerca de un asunto moral muy importante—un daño que puede llevar muchos años de trabajo doloroso para arreglar.

“Irónicamente, el mensaje de este Papa, bueno y brillante, se ha visto dificultado casi tanto por los misteriosos errores de algunos de sus ayudantes, tanto como por la cobertura del los medios mundiales”, escribió el arzobispo Charles Chaput en First Things. Por el bien de la Iglesia, esta deblace de relaciones públicas debe cesar.

¿Por qué L’Osservatore Romano viola las normas periodísticas e imprime una afirmación potencialmente explosiva fuera de su contexto apropiado? ¿Estaba el editor buscando el escándalo para empujar las ventas de Luz del Mundo sin preocuparse de su costo pastoral? ¿O el editor no se dio cuenta de los riesgos de publicar este fragmento? Cualquiera sea la respuesta, demostró que su juicio editorial no es confiable. Como un primer paso necesario para enfrentar los contínuos fiascos de relaciones públicas del Vaticano, debe pedirse la renuncia de Giovanni Maria Vian, el editor de L’Osservatore Romano.





La crucifixión de San Pedro
Miguel Angel (1550)

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viernes, 19 de noviembre de 2010

Ave Crux Spes Nostra, Spes Unica


"Dios llegará cuando los santos sean vencidos, humillados, subidos a la cruz y el mundo pueda decir que eran unos impostores.

Ánimo. Ya queda menos."

(Malcontent)



Cristo de Cefalù, ábside de la catedral (Sicilia)



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viernes, 12 de noviembre de 2010

No dejarse instrumentalizar

Muchos denunciamos en su momento los resultados desastrosos que la política pro-sionista de los Estados Unidos tendría en Oriente Medio, especialmente sobre los cristianos que residen en esa región desde siempre. Lo ocurrido la semana pasada en una iglesia de Irak es una gran tragedia que no debe hacernos caer en las tesis del neo-conservadorismo pro-sionista que justamete fue el que provocó esta situación al retirar el régimen que mantenía el equilibrio en dicho país. Con este motivo, tradujimos el siguiente artículo de The Guardian que ilustra un poco más sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio.


El lugar del cristianismo en Oriente Medio

Extrapolar demasiado el ataque a una iglesia iraquí perpetrado por al-Qaida le sigue el juego a los que quieren lucrar con el mito del choque de civilizaciones

Chris Phillips / The Guardian / Jueves 11 de noviembre de 2010


El ataque brutal a una iglesia en Baghdad por parte de al-Qaida la semana pasada, junto con los ataques de esta semana, ha provocado un renovado interés en el número decreciente de los cristianos en el mundo árabe. Aunque algunos comentaristas han limitado sus análisis a la tragedia que tuvo lugar en Irak, otros han generalizado al hablar del destino de los cristianos en toda la región.

Un artículo en Foreign Policy llegó a sugerir que el ataque a la iglesia podia significar “el final del cristianismo en Medio Oriente”. Pero generalizaciones como éstas abonan a los fanáticos que quieren perpetuar el mito del choque de civilizaciones. Aún cuando el sentimiento anti-cristiano pueda haber crecido en las márgenes extremistas de las sociedades árabes como Irak, esto no debería oscurecer la harmonía que ha sido característica de otras partes del mundo árabe.

En Egipto, Líbano, Siria, Palestina, Jordania y, muy rápidamente, Irak, la comunidad Cristiana está reduciéndose y, en estos lugares, la vida se está tornando inconfortable. Los ataques sobre los cristianos coptos en Egipto se han elevado y muchos se quejan de la discriminación institucional por parte del Estado. En forma similar, los cristianos que viven en la Gaza gobernada por Hamas se quejan de la falta de protección ante los ataques de los extremistas.

En este contexto, los ataques en Baghdad sólo sirven para escalar los temores de una potencial persecución, especialmente luego de que al-Qaida declarase que los árabes cristianos son un “objetivo legítimo”. De hecho, el ataque fue justificado como represalia por la prisión de dos mujeres musulmanas que ellos dicen están siendo retenidas por sacerdotes coptos en Egipto, sugiriendo la internacionalización de su campaña iraquí a todo el mundo árabe.

Sin embargo, como Robert Fisk ha sugerido, el número declinante de cristianos también puede explicarse en gran medida por la demografía y las condiciones más favorables para la emigración.

En primer lugar, los cristianos tienen familias mucho más pequeñas que los musulmanes—una tendencia de larga data que no está vinculada a los hechos políticos recientes—. En segundo lugar, con la excepción de Irak (donde hubo un incremento dramático de las partidas luego de la invasión de 2003), las migraciones cristianas desde el mundo árabe son parte de un proceso que ya lleva varias generaciones y no una reacción repentina. La migración hacia Occidente comenzó a fines del siglo XIX y nunca se frenó ni siquiera durante el gobierno cristiano del Líbano entre las décadas de 1920 y 1950. Sesenta y tres por ciento de los árabes estadounidenses son cristianos, lo cual ha facilitado la inmigración hacia los Estados Unidos, favorecida por las relaciones familiares. Aunque la inestabilidad política producida por la guerra civil libanesa y la guerra en Irak ha catalizado la migración, ésta debe analizarse en el marco de una tendencia de largo plazo y no como el resultado de un creciente anticristianismo.

De hecho, grandes partes del mundo árabe siguen siendo tolerantes y muestran una profunda harmonía entre las comunidades. El hecho que lo demuestra es que la mayoría de los cristianos desplazados de Irak no han viajado a Occidente sino a otros países árabes, principalmente Siria y Jordania.

En Jordania, la monarquía hashemita desde hace tiempo gusta mostrarse como protectora de la minoría cristiana, que consiste en el 6% de la población. Incluso tienen escaños reservados en el parlamento, representan una proporción significativa de la comunidad de negocios y lugares de fuerte presencia Cristiana como el pueblo de Madaba son atracciones turísticas principales para la industria turística jordana.

Aunque Jordania es una sociedad religiosa, es importante notar que, según un estudio sobre actitudes árabes de 2010 realizado por la Universidad de Maryland, sólo el 16% de los jordanos listaron el Islam como su principal identidad, comparado con el 31% de los egipcios y el 61% de los marroquíes. Por el contrario, el 58% de ellos se ven a sí mismo primero como jordanos, y un 19% como árabes, identidades que no sólo toleran a los cristianos, sino que los ven como iguales.

Siria, también, tiene un largo registro de protección de los cristianos. Históricamente fue un refugio para los cristianos armenios que escapaban de las masacres turcas durante la Primera Guerra Mundial. Hoy, cerca del 10% de los sirios son cristianos y, aunque disminuyan su proporción, mantienen una posición realmente privilegiada. Las festividades cristianas pueden celebrarse en público, los cristianos tienen las posiciones claves en los negocios y el gobierno, e incluso el Estado provee electricidad y agua gratuita a las iglesias y exime de impuestos a los sacerdotes.

Ideológicamente, el partido oficial Ba'ath es laico y, aunque la constitución exija que el presidente sea musulmán, la clase gobernante, miembros todos ellos de la secta alawi, ven el beneficio de apoyar a otra minoría. Por lo que no es sorprendente que la mayoría de los cristianos sirios hablen positivamente del gobierno, viéndolo como protector del Islam radical—un mito que el gobierno quiere perpetuar—.

Por supuesto que los regímenes de Siria y Jordania fallan en otros numerosas cosas. Ambas son dictaduras con malos registros en derechos humanos. Y aunque ambos regímenes ofrecen libertad e igualdad cultural a los cristianos, niegan estos mismos derechos a otros grupos, notoriamente a los kurdos en Siria y a algunos palestinos en Jordania. Sin embargo, en la cuestión específica de la libertada de los cristianos estos dos países demuestran lo errado de quienes sostienen que los gobiernos árabes permiten la discriminación y la persecución de los cristianos.

Más aún, a un nivel social más amplio en toda la región, parece totalmente injusto sugerir que los musulmanes árabes de repente se han vuelto contra sus compatriotas cristianos. Una porción fundamentalista en cada país puede ser que comparta algunas de las ideas extremistas de al-Qaida, pero eso no significa que las mismas sean aceptadas por toda la sociedad. Incluso grupos islamistas como la Hermandad Musulmana de Egipto expresaron su disgusto por las bombas de Baghdad y llamó al gobierno del Cairo a proteger las iglesias cristianas. Este tema varía a lo largo de la región, mucho más de lo que los comentaristas generalizadores están dispuestos a aceptar.

El número de cristianos puede estar bajando y los grupos fundamentalistas pueden estar ganando protagonismo en ciertos lugares como Irak, cosas que la comunidad internacional deben condenar. Sin embargo, el mundo árabe en general sigue siendo un lugar donde los cristianos y musulmanes han vivido lado a lado durante siglos, y pueden seguir haciéndolo. Tal vez deberíamos subrayar este aspecto en vez de exagerar diciendo que, de repente, toda la región se ha vuelto anti-cristiana.




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miércoles, 10 de noviembre de 2010

El "zombi católico", sus notas características

A propósito de una entrada en InfoCatólica con un muy penoso nombre: "Lo maravilloso de las 'sectas católicas'", y apropiándose de un concepto enunciado en una buena entrada de ese mismo portal en otra bitácora, dice genialmente Luis en un comentario:

  1. El zombi católico no piensa, obedece.
  2. El zombi católico adhiere en forma incondicional e irreflexiva a todo lo que dice o mande la autoridad, sea el Papa, sea el líder del movimiento que integra. Es más: adhiere porque es autoridad, no porque se diga o mande algo bueno. Adhiere sin distinguir jerarquía o modalidad. Si el Papa reinante dice que le gusta el strudel, pues le gustará a él. Si el próximo abomina de la repostería alemana, despedirá a su cocinera.
  3. El zombi católico está siempre seguro. Jamás se interroga si estará en lo cierto. Jamás desconfiará de la pureza de los motivos interiores que lo hacen adherir a la buena causa.
  4. El zombi católico está contento y conforme con el modo y todas las prácticas con que se vive el catolicismo en la Iglesia o en el grupo o movimiento que integra. Ni se le ocurre cuestionarlas o enfrentarlas con el Evangelio, para constatar si se han desviado.
  5. El zombi católico tiene alegría compulsiva. Desconoce la tristeza, las resistencias de la materia, el sufrimiento verdadero. Es más, lo niega. Niega, en general, la realidad y su realidad. Todo es maravilloso, porque vive en Disneylandia... católica.
  6. El zombi católico descuenta la mala fe de quienes critican a la Iglesia o el movimiento que integra. En particular, considera todo ataque a la organización como una conspiración. En última instancia, es Satanás el que ataca su movimiento.
  7. La crítica interna, es decir, de los mismos católicos o miembros de la organización o movimiento que integra, será para el zombi católico "mal espíritu".
  8. El zombi católico considera que el fin justifica los medios, si de salvaguardar la institución, Iglesia o movimiento que integra, se trata. En particular, recurrirá, para defender buenas causas, a argumentos capciosos, restricciones o reservas mentales, argumentos ad hominem. Tendrá especial gusto por resaltar los vicios del adversario ("Y tú más"). Si está en la verdad, puede permitirse ciertas licencias.
  9. El zombi católico se olvida que pertenece a una relgión cuyo Fundador fue crucificado por la autoridad religiosa. Que fue sacrificado con el argumento de que "es preferible que muera un hombre a que perezca todo el pueblo".
  10. El zombie católico nunca investiga las denuncias contra las autoridades de su movimiento u organización. Fundamental: No lee lo que escriben las víctimas o ex adeptos. Jamás se permite sospechar sobre sus superiores. Se limita a repetir lo que le dicen: son calumniadores, resentidos y mentirosos. Estigmatiza, sobre todo, a los "ex".
  11. El zombie católico "suspende el ejercicio de la razón, reprimiendo todo impulso de crítica o revisión de lo que dicen o mandan sus superiores" (Padre Thomas Berg, ex sacerdote legionario, explicando su salida de la Legión de Cristo).
  12. El zombie católico, cuando se pone a defender a su grupo de pertenencia, o a la Iglesia misma, suele caer en maquiavelismos.
Por cierto, para el que le interese profundizar en la zombiología católica, de mi amigo Jack Tollers.

Algunas de las geniales viñetas de la New Oxford Review que acompañaban artículos sobre la Legión de Cristo y otras de estas "sectas". Aún en tiempos en que escribir dichos artículos implicaba casi ser "excomulgado", la New Oxford Review investigó, documentó y dio a conocer terribles escándalos protagonizados por estas "sectas" y la "mafia lavanda". Aquí una muestra de esos artículos en inglés.


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martes, 9 de noviembre de 2010

La tradición en acción: El Domo de Milán


La obra se inició en 1386 en estilo gótico francés medio (rayonnant). En 1399 un arquitecto traído especialmente de Francia le dio al proyecto ideas para mejorar los instrumentos y las técnicas de construcción, especialmente para elevar las piedras hasta alturas sin precedentes. Para 1402, año de la muerte del primer Duque de Milán, la mitad de la catedral estaba terminada. Durante el siglo XV, excepto algunas construcciones menores, el ábside, parte de la nave y algunas capillas laterales, la obra estuvo parada. En 1500 y durante diez años, se construyó la cúpula octagonal y se decoró su interior con quince estatuas. Luego se agregó el gran órgano del lado norte del coro (1552) y el famoso candelabro Trivulzio (1562). Entre 1575 y 1585 se reconstruyó el presbiterio y se agregaron nuevos altares menores y el baptisterio. En ese tiempo, San Carlos Borromeo consagró el templo. En 1614 se agregaron los escaños de madera en el coro del altar mayor. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se discutieron varios proyectos para terminar la fachada que, principalmente por falta de fondos, no pudieron llevarse a cabo. En 1762 se agregó la aguja de la "Madonnina" a 108,5 metros de altura. En 1805, Bonaparte mandó terminar la fachada, lo cual se hizo en gótico según el proyecto de Buzzi de 1649 con algunos detalles neogóticos, como por ejemplo los vitrales superiores. A lo largo del siglo XIX se fueron agregando los arcos y agujas faltantes, así como las estatuas del muro sur. La última puerta fue inaugurada a comienzos de 1965. Aún hoy se están finalizando algunos bloques que no estaban tallados.

Piedra sobre piedra, con idas y vueltas, frenadas y aceleres, veinticinco generaciones de milaneses, durante más de seis siglos, han levantado una catedral de la que se sienten orgullosos, ejemplo de magnanimidad y belleza, y de que Las Tres Leyes Naturales de la Arquitectura Eclesiástica Católica no son mera cuestión de recursos económicos, sino de la paciencia que significa formar parte de un proyecto de muy largo aliento, la humildad de saberse un mero eslabón de una cadena de generaciones y la confianza puesta en Aquél de Quien en última instancia depende el éxito o no de la obra y de Quien proveerá cómo y cuándo quiera.






Fuente: CapZicco

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