Ya me puse al día. Impresionante. Un profesor de química, despreciado por sus alumnos, compañeros e, incluso (y hasta cierto grado), su propio hijo adolescente, que al enterarse de que padece cáncer y presenciar una redada de la DEA, quiere dar un brusco cambio a su vida: empezar a producir metanfetamina de forma "profesional" con el fin de pagar los gastos de su tratamiento (no cubiertos por el seguro médico para un profesor de secundaria) y dejar asegurada a su familia (hipoteca, educación de los hijos, etc.) cuando muera. Pero nunca es suficiente, siempre falta un poquito más para dejar "el negocio" y las cosas se complican cada vez más a medida que se cruzan con narcos de jerarquías cada vez más elevadas.
Más allá del caso puntual, el mecanismo de racionalización de este "mal" es el mismo que pone en práctica el corrupto, el mentiroso, el que oculta algo, el que se guarda algo que no le pertenece... ¿Dónde está el límite? ¿cuál es el mal menor? ¿hasta dónde se puede llegar para protegerse y proteger a los suyos? Lejos de la moralina típicamente yanqui, plantea (y deja abiertos, puesto que no hay bajada de línea) una serie cada vez más dramática de dilemas éticos.
Esta serie produce adicción y no se puede dejar de ver. Es droga.