Ya hablamos de las profecías atribuidas a San Malaquías. Pero los que no pueden ver sino blancos y negros han salido a multiplicar en la web un artículo contrario a dichas profecías. Esta vez, este "experto" copia y pega de Wikipedia y mezcla con un artículo de uno de esos apologetas yanquis muy duchos en el arte de la dialéctica con evangélicos pero desconocedores de los rudimentos de la teología y la filosofía. Este sacerdote "experto" desconoce las investigaciones del canónigo François Cucherat, gran historiador de la Iglesia medieval y monástica, coautor de la mejor historia del Cluny, que sostenía la autoría de las profecías. Pero aún si esto fuese un error, no por ello hay que descartarlas. Y, de hecho, muchos Papas las han creído ciertas, como se puede comprobar en sus lemas, heráldica personal o, incluso, referencias del Magisterio.
No porque el autor del De Divinis Nominibus no sea el discípulo de San Pablo queda su obra invalidada, ni la de quienes —como San Alberto o Santo Tomás— la utilizaron como referencia. Y aún si el próximo Papa se llama Juan XXIV, Pío XIII, Juan Pablo III o Helder I, en vez de Pedro Romano, no por ello la profecía es mentirosa.
Las profecías no dejan de ser ciertas porque aparentemente no se cumplan, Sres. Neocones, sino habría que llamar embusteros a San Vicente Ferrer cuando profetizó el juicio universal en vida suya o a San Bernardo cuando profetizó el éxito de la Cruzada que él mismo predicó. Si hubiesen estudiado filosofía, sabrían que "todo lo que se recibe, se recibe al modo del receptor".
Y si supieran teología, que la profecía puede ser verdadera y no cumplirse, por ser condicional o por falla en la interpretación del que la recibe. Pero también puede cumplirse.
"Ita et vos, cum videritis haec omnia, scitote quia prope est in ianuis."
Matthaeum XXIV,33.