lunes, 24 de octubre de 2016

Imperio puritano

Existe un creciente filoyanquismo entre algunos amigos españoles de matriz (digamos) postfranquista y entre argentinos (digamos) fachoperonistas, curiosamente estos últimos embarcados en cierto conspiracionismo alimentado por los mismos yanquis (aunque en la actualidad venga desde Russia Today). Estos amigos se ven distraídos por la ayuda española en la Revolución norteamericana que ven en oposición a Gran Bretaña. 

Pero parecen desconocer una serie de hechos perfectamente comprobables en las fuentes.
  • Después de cada batalla, los oficiales británicos y estadounidenses se juntaban en una tenida masónica para posteriormente comer a la manera de un "tercer tiempo" de rugby. 
  • La guerra no sólo tuvo un escenario bélico en América del Norte, sino también político en la misma Londres. Allí, los whigs apoyaron sin reservas en el Parlamento a la "naciente nación" que se inspiraba en los principios de la Ilustración. 
  • A pesar de tendencias aislacionistas que brotaban y se apagaban cíclicamente, los EE.UU. jamás cortaron definitivamente con Gran Bretaña, más específicamente con Inglaterra. Apenas unos pocos años de terminada la guerra independentista, tenemos numerosos norteamericanos estudiando en Oxford y Cambridge, visitando parientes, haciendo negocios, etc., y británicos cruzando del otro lado del charco para hacer negocios o vivir, como por ejemplo el famoso científico y ministro unitariano inglés Joseph Priestley (quien emigró a los EE.UU. durante la Revolución francesa, que él apoyaba, donde tuvo familia, algunos de los cuales regresarán a Gran Bretaña décadas después). 
  • Los marinos estadounidenses podían servir en la Royal Navy siéndoles reconocidos los rangos y luego volver a servir en la Armada norteamericana. Éste parece haber sido el caso de nuestro conocido William (Guillermo) Brown. 
  • Antes de los cinco años de terminada la guerra independentista, los EE.UU. ya estaban presionando sobre los territorios españoles en América del Norte (especialmente contra las tribus hispanizadas y aliadas). Hay correspondencia entre los Founding Fathers (las cartas entre John Adams y su hijo John Quincy Adams, futuro presidente yanqui) donde expresamente se habla de conquistar no sólo Florida, Texas, etc., sino incluso Cuba. No sólo para someter a España, sino sobre todo a la religión católica.
  • Durante las guerras revolucionarias francesas y napoleónicas, los EE.UU. asumió una posición neutralista que encubría cooperación con los británicos, excepto un breve período que terminó con la guerra de 1812, aunque pronto se reinició la cooperación. 
  • Si los Federalistas eran abiertamente probritánicos, los anti-federalistas eran abiertamente anticatólicos. Ninguno de los dos partidos era, por lo tanto, amigo de España e Hispanoamérica.
  • Recién en 1812 se dio a los creoles de Louisiana derechos políticos, aunque limitadísimos (y a los cajuns —francocanadienses— ni siquiera). Irlandeses, alemanes, franceses, etc. que comenzaron a llegar en masa al norte de los EE.UU. para trabajar en las fábricas de la Revolución Industrial, tampoco tuvieron derechos políticos hasta bien entrada la Guerra de Secesión, y específicamente se les limitó el acompañamiento espiritual a sacerdotes de reputación americanista. 
En fin, sobre todos estos temas (y muchos más) recomiendo un muy buen libro de Charles Coulombe: Puritan's Empire.

 

  © 2009 Desde la Roca del Grifo

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