Cuando
un amigo me advirtió acerca de
esta noticia, pensé que se trataba o de una broma o de una nota amarillista aparecida en algún foro o bitácora anarquista, conspiracionista o apocalíptica. Pero no,
una simple búsqueda indica que se trata de algo serio. Pero, entrar a alguno de los sitios oficiales donde se anuncia la medida, da miedo.
El gobierno británico laborista ha dispuesto una serie de orwelianos "Family Intervention Projects" (Proyectos de Intervención Familiar). Bajo este paraguas, grupos de tareas de trabajadores sociales y guardias de seguridad están autorizados expresamente a realizar en forma regular home checks para asegurarse que los padres crien a sus hijos de la manera que el estado considera correcta.
Adicionalmente, unas 2.000 familias, identificadas como sospechosas, sufrirán el vouyerismo del estado británico, ya que se les instalarán cámaras ocultas para verificar (teóricamente) que los padres no maltraten a los hijos o que éstos cumplan sus obligaciones judiciales. En los siguientes dos años, se instalarán un total de 20.000 cámaras.
No contentos con esto, el Gran Hermano designará “ciudadanos responsables”, obligados a denunciar y reportar a los malos padres, quienes quedarán sujetos de futuras “intervenciones”.
Al comienzo del año escolar, padres y madres deberán firmar un acuerdo de comportamiento, donde el estado dictará las condiciones en que éstos deben educar a sus hijos y se les indicará a qué atenerse en caso de incumplimiento.
Curiosamente, el Partido Conservador, en la oposición, considera que el programa se queda corto y hace falta mayor control.
Otra curiosidad, la respuesta del jefe de la policía de Houston (Texas), quien planea traer el programa a su propio país. “Sé que mucha gente se preocupa con el Gran Hermano, pero mi respuesta es que, si no estás haciendo nada malo, ¿por qué has de preocuparte?” La iniciativa de la policía de Houston es apoyada por una ONG, Houston Apartment Association, que considera que mucha gente “apreciaría pensar en más ojos cuidándolos”.
La excusa es la de combatir las conductas antisociales de unas pocas familias problemáticas, pero recordemos que, por ejemplo, para la Corte Europea de Derechos Humanos, el homeschooling (escolarización hogareña) es una conducta antisocial y que el estado tiene derecho a educar a los hijos cómo se le ocurra. Quizá no esté lejos el día en que un padre que enseñe a sus hijos la moral cristiana deba hacerlo en la clandestinidad. Y, por eso, es muy valiosa la valiente y solitaria pelea de Monseñor Aguer.
Michael D. O'Brien
Esta pintura es de la cubierta de mi novela Plague Journal, publicada por Ignatius Press.
Representa un momento en la historia cuando una familia que huye de un gobierno injusto
abandona su refugio, una pequeña "arca" en las montañas de Columbia Británica.