miércoles, 9 de marzo de 2011

Correo recibido: Cuando un moralista escribe a pedido sobre lo que no sabe

En el año de 1985 el profesor de la Universidad de Bonn, Günther Jakobs, introdujo el concepto de derecho penal del enemigo (Feindstrafrecht).
El derecho penal es el conjunto de normas jurídicas que regulan la potestad punitiva, asociando a hechos, determinados por la ley, una pena, medida de seguridad o corrección como consecuencia. 
A partir del aporte de Carl Schnitt, se entiende por enemigo (político) a un grupo humano que se opone abiertamente o hace peligrar públicamente a otro grupo. 
El denominado derecho penal del enemigo se caracteriza por aplicar al grupo enemigo una sanción desproporcionada y por relativizar los derechos y garantías de justa defensa que tiene todo acusado. Es usual que este derecho penal venga acompañado de una política de discurso populachero (völkisch), que alimenta y resalta los peores prejuicios, para estimular públicamente la identificación y el ataque alevoso al enemigo de turno. 
D. José María Iraburu, la entrada en su blog referida a los “filo-lefebvrianos”
http://infocatolica.com/blog/reforma.php/1103051053-126-filo-lefebvrianos-i#comments, ha identificado al grupo enemigo de turno. A partir de su concepto de “filo-lefebvriano”, deliberadamente oscuro, y con un matiz despectivo, ha señalado la presa a sus perros de caza. Y así ha logrado reforzar la cohesión de su grupo (los llama: “infocatólicos”) por medio del menosprecio de otros colectivos (los designa: “lefebvrianos” y “filo-lefebvrianos”).
Luego de identificar al grupo enemigo, mediante el discurso populachero, se ha dedicado a estimular el linchamiento del principal grupo hostil. Y para eso ha contado con la cooperación activa del director del portal, Luis Fernando Pérez y de José Miguel Arráiz. El primero, ha colaborado con la censura sistemática de los objetores más lúcidos, mientras ha dejado expresarse con gran libertad a los más exaltados y menos inteligentes, para reforzar así los peores prejuicios; y el segundo, ha completado la faena, dando rienda suelta a la calumnia colectiva, y al matonismo bolivariano que lo caracteriza. 
Es digno de elogio, frente a tanta estupidez infocatolica, la nobleza y el coraje del P. Angel David Martín Rubio,
que ha dado derecho a réplica a uno de sus lectores refrendando su opinión.
Un Curiacio.

Nota desde la Roca del Grifo: Si bien podemos estar más o menos de acuerdo con algún postulado del artículo del P. Iraburu, nos parece que se hace una generalización totalmente injusta. Por otro lado, la lógica de este reputado moralista, al meterse en un terreno que claramente no conoce, queda en evidencia en los comentarios cuando, tras recibir objeciones de tenor de comentaristas como "Martin Ellingham", no le queda más que recurrir a un argumento de autoridad, sacando de contexto opiniones de Juan Pablo II o Benedicto XVI para apoyar las propias.

Varias veces me he topado con el lefebvrismo como ideología, pero en cuanto a Mons. Lefebvre, debo decir en su beneficio que, habiendo requerido en numerosas oportunidades que se le someta a juicio canónico o, al menos, a una disputa teológica pública, nadie le hizo caso y, con el mayor desprecio, se lo castigó con total dureza.

Las similitudes con otros casos de la historia, algunos de ellos de verdaderos santos, son más que evidentes y dan por tierra con argumentos de autoridad como los utilizados por el P. Iraburu en los comentarios de dicho artículo en el portal Infocatólica.

Si vamos a utilizar argumentos de autoridad, hablemos de Teología y con el método de la Teología. Si vamos a hablar de cánones, discutamos Derecho Canónico y analicemos el caso con el método propio de esta rama del Derecho. Pero si vamos a hablar desde la Etica, utilicemos el método de la Etica. Sino, es hacer trampa.


 

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