jueves, 11 de abril de 2013

A vueltas de la moral efectista

Me canso estos días de leer argumentaciones que podrían llamarse efectistas, exitistas o cuantitativas escritas por católicos supuestamente ortodoxos que buscan transmitir moralejas a través de ellos. 

Nos dicen que los protestantes son "más efectivos" en América por "x" ó "y"; que la manifestación provida "z" logró un récord "n" en su convocatoria; que la doctrina que sostenga cada uno en su lucha contra el aborto, el matrimonio gay, etc. no es importante mientras que se persevere en dicho combate siendo lo significativo el objetivo y su éxito, y no los medios utilizados; que rezar "w" oración "m" número de veces liberará "ñ" almas del purgatorio; que una familia que reza unida se asegura la felicidad en esta tierra, que los novios que se conservan vírgenes hasta el matrimonio se aseguran una familia unida... 

En fin, el reino de la cantidad que acertó a percibir Guenon, entre otros desaciertos suyos. 

Es curioso porque esta gente, de alguna manera, está sosteniendo una religión inmanente... del mismo modo que lo hacen, desde otro punto de vista, los progresistas. Para los que hacen estas lecturas inmanentistas, la esjatología no tiene sentido, es locura y necedad. El "venga a nosotros Tu reino" no sería más que una metáfora. 

La realidad es que el Señor no acostumbra a premiar en esta vida; al menos no, según las pesas y medidas de este mundo. Ahí está Job. Más aquí está Edith Stein afirmando que una de las cosas que la acercó al catolicismo fue el tratamiento del dolor en su doctrina. 

Hacer el bien (sin mirar a quién, como decían nuestras abuelas) no nos asegura nada en este mundo. Ni el que sufre una calamidad o desgracia es necesariamente culpable de algo. Es más, posiblemente esté cargando sobre sus hombros con nuestras culpas, completando de manera misteriosa y cuasi sacramental el sacrificio de Nuestro Señor en la Cruz. 

La religión de las sonrisas, sea progre o conserva, sólo dura hasta que aparecen las desgracias no merecidas, hasta que no se empieza a sufrir en serio. Será por eso, tal vez, que existe ese gap en misa de gente entre 30 y 60 años. 

La religión de la guitarra o la de la grilla espiritual, lo mismo da, no prepara para la vida adulta. No hay horizonte más allá de este horizonte, no hay preparación alguna para conservar la Esperanza cuando la vida enseña que no siempre ganan "los buenos" (es más, casi nunca lo hacen). ¿Qué consuelo le queda a un chico o una chica que se le dijo que si se conservaba virgen hasta el matrimonio, tendría una familia feliz, si luego su esposa lo engaña con un amigo o su esposo la faja? 

En estas morales exitistas, cuantitativas, efectistas, no hay ninguna preparación, ningún hábito esperanzado; que, al fin y al cabo, la Esperanza cristiana es una de las virtudes teologales.

 

  © 2009 Desde la Roca del Grifo

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