“...Pero es la condición indispensable, la postura indispensable para que, en ejercicio de las virtudes catalogadas, el hombre no adquiera una irremediable cara de tonto. Porque cualquiera puede ser humilde, largo, casto, paciente, caritativo, diligente y hasta templado; puede ser eso pero con la condición de no poner cara de eso.”
— Ignacio Braulio Anzoátegui.