Había una vez un país muy lejano cuyo nombre no recuerdo donde todos eran felices y comían perdices. Los jóvenes eran idealistas, querían cambiar el mundo y hacerlo más justo.
De repente, un 24 de marzo, unos señores muy malos, con bigotes y charreteras, tomaron el poder. Y comenzaron a hacer desaparecer a estos pacíficos jóvenes que sólo querían el boleto estudiantil. Los torturaban, les robaban a sus hijos y los tiraban desde aviones en el Río de la Plata. Y estos jóvenes idealistas marchaban pacíficamente por las calles haciendo frente a los tanques y los Falcon verdes.
Dicen las crónicas que más de 30.000 de esos jóvenes inocentes fueron “chupados” por los grupos de tareas y los escuadrones de la muerte. Tras este genocidio de jóvenes idealistas, el lejano país nunca más pudo recuperarse y fue el comienzo de su decadencia. Las madres de esos jovencitos, unas dulces abuelitas de pañuelos blancos en sus cabezas, ellas solas recuperaron la libertad del lejano país dando vueltitas alrededor de una plaza.
Dicen que si todos los habitantes del lejano país se esfuerzan por hacer memoria y se convencen de la historia que le cuentan las dulces viejecitas (algo medio complicado porque todos los años uno se entera de nuevos detalles), el país será salvado y se encaminará por el sendero de la felicidad bolivariano-castrista y la paz perpetua que profetizó San Carlos de Tréveris a ejemplo de la gran isla del Caribe.
¿Alguien me explica dónde queda ese país porque hoy todo el día estuve viendo en televisión que hablaban sobre él? Me exigían que haga memoria de lo que ellos me contaban (la leyenda puede variar un poquito entre Canal 13 o Canal 7, o entre Clarín y La Nación, pero la idea es la misma) pero no podía acordarme. ¿Quizás ese lejano país tan fantástico queda entre el País de Nunca Jamás y el Magic Kingdom de Disney?