La discusión, en el fondo, no es si los que viven en adulterio pueden comulgar o si la Iglesia debe acoger a los homosexuales que viven en pecado. Lo que estamos discutiendo, y lo que se discutirá en el sínodo de octubre es, sin más, la fe católica. Aceptar lo anterior, es decir, oficializar la posición liberal implica negar el pecado, o redefinirlo; negar la gracia de Dios, o redefinirla; negar el carácter magisterial de la Iglesia, o redefinirlo; negar la Revelación, o redefinirla y, en última instancia, negar a Dios o redefinirlo.
Wanderer, “Rumores de guerra”, Lu. 10 de Agosto de 2015.