martes, 4 de agosto de 2015

Putin y la religión

Según WCIOM, Centro de Investigación de la Opinión Pública, empresa estatal rusa, comparado con 1990, la religión en Rusia está en caída. 

La gente que cree que la religión hace más bien que daño cayó del 61% al 36%. El efecto positivo de la religión en la sociedad bajó de 41% al 33%. La gente que cree que la religión hace más daño que bien aumentó del 5% al 23%. Los que creen que la religión no tienen ningún papel que desempeñar en la sociedad creció del 18% al 28%. 

Alexei Firsov, director de comunicaciones de WCIOM, explicó que en 1990 la religión era una moda surgida del levantamiento de las restricciones políticas de la época soviética. Ahora esa tendencia se ha revertido. 

En primer lugar, los rusos consideran que "fe" y "religión" son cosas distintas. Mientras que la primera se mantiene más o menos constante, la segunda ha bajado mucho. La religión pierde su posición social y la fe es vista como una cuestión individual. 

En segundo lugar, se ha operado un cambio psicológico en la sociedad fruto del consumismo creciente de estos últimos 25 años. 

Según explica el Moscow Times (de capitales holandeses), las relaciones entre las religiones institucionales y el Kremlin no ha variado mucho con respecto al período soviético. De los jerarcas religiosos se espera que cooperen con el gobierno. Éste, por su parte, limita la "competencia" de iglesias ortodoxas autocéfalas, grupos islámicos radicales y comunidades protestantes o católicas "proselitistas". 

Luego del "acuerdo estratégico" firmado por Vladímir Putin con los líderes islámicos asiáticos del pasado junio, el próximo septiembre se inaugurará la Gran Mezquita de Moscú con presencia de los más altos funcionarios rusos (entre ellos el jefe de Tatarstán, Rustam Minnikhanov), líderes islámicos, los popes ortodoxos, el Gran Rabino moscovita y otros jefes de las religiones aprobadas por el Estado. 

 

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