Ni cristiana (como dicen los neocons) ni diabólica (como dicen los evangelistas), Halloween es una fiesta neopagana comercial que refleja la decadencia de una sociedad... y que, nosotros, como estúpidos, copiamos.
Tal como la conocemos ahora, Hallowe'en se inventó en la California de los 1970. Pero su origen más remoto está en grupos neopaganos, espiritistas, etc., del siglo XIX. En Inglaterra, Escocia o Irlanda, la fiesta era desconocida hasta los 1980 (y alcanzó fama gracias a la película "E.T.").
Si se quiere buscar orígenes remotos en el "mes de la sangre" de los anglosajones, en el Samhain celta, en las fogatas protestantes de Guy Fawkes, en las fiestas de disfraces de fin de temporada veraniega (en el hemisferio norte), en las Punky Nights de los chicos cuando ya no se los dejaba salir de casa tarde por comenzar el invierno, etc., háganlo. Pero no hay ninguna prueba de que esas costumbres hayan llegado hasta nuestros días de forma contínua, más o menos clandestina. Tampoco hay prueba fehaciente de ninguna fiesta católica de vísperas del Día de todos los Santos que haya llegado hasta nosotros en forma ininterrumpida.
