Ver el mundo en caracteres binarios, en unos y ceros, es una recurrente tentación. Denota pereza intelectual, cuando no falta de inteligencia.
Mandela se murió, recemos por su alma. Está bien que no lo canonicemos, como hace el mundo. Está bien, si se quiere, que recordemos que bajo su gobierno se implantó el aborto... para consumo, principalmente, de los negros "que liberó". No está tan bien que recordemos su pasado comunista... Pero no tenemos derecho a olvidar que combatió el régimen anti-católico Afrikaner —fundado por fanáticos calvinistas de origen holandés, francés y alemán, que pretendieron fundar en el sur de África un nuevo paraíso en la tierra como los hebreos en Caná y que justificaban con fragmentos del viejo Testamento el exterminio y esclavización de los negros, mientras se llenaban los bolsillos de oro. O que, posteriormente, se descargaron en los pobres negros por las barbaridades que les hicieron los ingleses. En los ss. XIX y XX, los Afrikaner combatieron a los voluntarios católicos anti-esclavistas, muchos de ellos antiguos zuavos pontificios, y martirizaron a numerosos negros católicos. Y, si se quieren motivos más humanitarios y menos religiosos, Mandela impidió que la enorme mayoría negra se cebara en una matanza de blancos que hubiese empequeñecido todos los genocidios del último siglo. Los Afrikaner inteligentes lo saben y por eso le han rendido tributo hoy.