Ha muerto Jean Arfel, mejor conocido por su nom de plume Jean Madiran. Discípulo de Maurras en su adolescencia, luego formado por los hermanos Charlier en Maslacq. Bruckberger lo consideró el verdadero continuador de Péguy. Decano del tradicionalismo desde las páginas de Itinéraires; de alguna forma pronosticó acertadamente las consecuencias del Vaticano II cuando éste recién comenzaba. Su figura, tan querida como controvertida, podía congregar en torno suyo a sacerdotes, religiosos y laicos de muy distintas características. Por supuesto, su gran amigo Dom Gérard Calvet, pero también los históricos de la FSSPX o "disidentes" como Aulagnier, de Tarnoüan o Barthe, quienes deponían sus diferencias para escuchar al maestro. Mons. Lefebvre utilizó varias veces las páginas de Itinéraires para aclarar conceptos que los medios seculares y católicos "oficialistas" siempre tergiversaban.
En la obra de Madiran hay de todo, desde artículos "de combate", redactados al fragor de las "condenas" episcopales y curiales, como verdaderos ensayos, cuidados y meditados. Entre nosotros, Meinvielle se animó un par de veces a polemizar con él, aunque el cura franco-argentino no salió demasiado bien parado de estos enfrentamientos. En uno de los últimos homenajes que se le hizo, recibió el saludo de Benedicto XVI (con quien se reunió varias veces) e, incluso, de varios obispos franceses (cuando sus antecesores no se cansaron de perseguirlo y condenarlo durante décadas). Su último libro es "Une Civilisation blessée au coeur", que fue editado por los monjes del Barroux y recibió el Prix Renaissance 2012.
Si hoy en Francia existe un fuerte movimiento tradicional que ya se ha mostrado heroico en la resistencia contra el casamiento homosexual, se debe —sin duda— en buena medida a Madiran.